jueves, 10 de abril de 2008

¿ Incursionó Leonardo de Vinci en la Teología ?




Hablar de Leonardo de Vinci es un verdadero reto. su vida ha estado escondida tal como ha sido de misteriosa su obra más famosa, La Gioconda. Durante tres siglos sus testimonios legados a través de sus trabajos científicos y técnicos permanecieron confundidos en un impenetrable fárrago de papeles y notas de lecturas, tan caóticamente organizados y de tan difícil interpretación que hasta fines del siglo XVIII su fama de artista y de pintor primó notablemente sobre la consideración que merecía como filósofo y hombre de ciencia.


Sus manuscritos después de su muerte en 1519 al encontrarse en un estado tan deplorable impidieron que Europa y el mundo conociera y se beneficiara de sus ideas y creatividad en la búsqueda de soluciones para casi todos los ámbitos de la vida. Ni Giorgio Vasari, respetable pintor, arquitecto y escritor del siglo VXI, responsable de muchas biografías de artista italianos, entre ellas la de Leonardo, Ni Napoleón cuando convirtió en cobertizo para sus caballos el comedor de la Iglesia Santa María de las Gracias, lugar donde Leonardo pintó La última cena, pudieron entender plenamente la profunda sapiencia del maestro florentino.


En Leonardo sería absurdo separar la ciencia, la técnica y el arte, este fue el desatino de Vasari que no entendió esta profunda unidad, él decía "...su inteligencia del arte hizo comenzar a Leonardo muchas cosas y nunca acabó ninguna, pareciéndole que la mano no podía alcanzar la perfección del arte en las cosas que imaginaba; concebía dificultades tan sutiles y tan asombrosas que sus manos, por admirables que fueran, no habrían podido expresarlas nunca", a esto Vasari llamaba "capricho". El universo alborotaba la mente del pintor, todo lo que cabía dentro y fuera servía de exploración para su continuo saber. Leonardo percibía la inseguridad del hombre, su destino, su condición, y en la ciencia y el arte buscaba su comprensión. Su saber enciclopédicono conoce patria ni frontera, veo en Leonardo de Vinci al hombre que no se identifica con los humanistas, ateos o liberales, es el ente que ve a Dios en el universo, y éste universo lo sintetiza en la pintura, que es su arma más eficaz.


La obra del pintor representa el punto más alto del progreso del saber: es la meta de llegada del conocimiento científico y, al mismo tiempo, el punto de partida de la actividad creadora. Leonardo siempre se vio como pintor, más que cualquier otra rama de las tantas que ejerció. Siempre alabó más a la pintura, Por eso hizo tantos trabajos sobre el ojo humano, decía "el ojo se equivoca menos que cualquier otro sentido". Con la pintura, Leonardo filosofaba, trataba de captar no solo las formas externas sino también sus cualidades y esencias profundas. Por eso su trabajo en la Ultima Cena ha sido tan diferente de tantas otras cenas que fueron y han sido pintadas antes y después de él. En este retablo, sus personajes hablan, trasmiten, comunican la esencia de sus vidas, ¡comunican como es su fe!.


Al ver todas sus obras de temas religiosos, me identifico con un leonardo espiritual, que no tiene nada que ver con el hombre escéptico, agnóstico, homosexual, místico, ateo, humanista, etc que creen que fue. ¡La teología, la desarrolló Leonardo con la punta de su pincel!, creo que allí trasmitió su "fe". El fue un niño bastardo, su madre, una campesina pobre fue obligada a entregarle a su padre y abandonarlo por no ser de su misma condición social, por eso, al ver uno sus Madonnas se siente un espíritu muy conmovedor, hay compasión, ternura, ingenuidad, melancolía y recogimiento, allí se ve reflejado en su condición de niño ilegal, alejado del cariño de su verdadera madre. Los temas de la encarnación, la paternidad de Dios y la maternidad de María, no tienen comparación.


La teología no solo es para expresarla a través de complicadas y extensivas frases y propuestas técnicas de cómo es Dios y qué es lo que él quiere, sino a través de formas prácticas y visibles de piedad. Para el músico, para el declamador, para el pintor, para el escultor, para el que sirve la mesa, si lo ha hecho con el espíritu de amor y entrega a Dios, con ello contribuye a hacer teología, porque la teología solo se justifica en el servicio por amor. ¡De Vinci cuando pintó hizo teología!, plasmó la belleza en rostros como la virgen María en "la anunciación", la compasión y protección en la "La virgen de las rocas", la ternura e inocencia en "Madonna Benois", los temperamentos incontrolables y deformados de los discípulos y el carácter reposado, santo y de paz de Jesús en la Ultima Cena. Termino con las acertadas palabras del filósofo Giuseppe Fornari "La imagen de Cristo hace realidad la imagen y semejanza con Dios, por quien hemos sido creados y la belleza de Cristo se revela como la belleza del cuerpo resucitado, de la creación llevada a la redención. Con el mismo Dios, que se hace nuestra imagen, nosotros mismos nos convertimos en su imagen. Creo que es éste el secreto del arte cristiano más grande, el secreto del arte de Leonardo".

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