sábado, 24 de enero de 2009

LAS MULTIPLICACIONES DE PANES Y PECES

MILAGROS NECESARIOS: LAS MULTIPLICACIONES DE PANES Y PECES - COMIDAS DE ALIANZA DE HOSPITALIDAD (Para una lectura de Marcos 6,30-44; 8,1-10 y paralelos) P. Horacio Bojorge S.J.
vengopronto te invita a leer este excelente trabajo del sacerdote y licenciado en Sagrada Escritura en el Pontificio Instituto Bíblico, el uruguayo Horacio Bojorge.
Las multiplicaciones de los panes son episodios de alianza de hospitalidad. Jesús actúa en ellos como el anfitrión que da de comer a sus invitados. Necesariamente es Jesús el que da de comer a la muchedumbre. Por eso, la interpretación moralizante, según la cual lo que sucedió en realidad es que siguiendo el ejemplo del joven (Jn 6,9) todos pusieron en común lo que traían, de modo que alcanzó y sobró, es totalmente ajena y contraria al sentido literal del texto bíblico. Si así fuera, no habría habido una comida de alianza servida por Jesús y sus discípulos a la muchedumbre. Quedaría totalmente desvirtuada la clara intención de todas las narraciones evangélicas de la multiplicación de los panes, tanto las sinópticas como la de Juan. Sin embargo se suele oír con creciente frecuencia una explicación de estos episodios, según la cual se trataría de una invitación a ser solidarios y repartir entre todos lo que uno tiene, en vistas a aliviar la miseria o el hambre de todos. Esta explicación, soslayando unas veces y hasta negando algunas, que haya tenido lugar una verdadera y propia multiplicación milagrosa de panes y peces, los reduce a un reparto entre todos de los alimentos que todos tenían, al estilo de lo que hoy se conoce como cena lluvia. Queremos mostrar cómo esta interpretación se aparta de la de los evangelistas. Ella introduce un sentido ajeno al texto y al contexto. Jamás se les ocurrió a los evangelistas que fuera posible semejante interpretación moderna. Esa interpretación, como las demás que suele introducir violentamente la exégesis racionalista en el texto evangélico, para soslayar los hechos milagrosos, dados por imposibles y para darles una explicación naturalista, desconoce el sentido literal y lo violenta, echando mano a un sentido extrabíblico, traslaticio o acomodado. La multiplicación de los panes es, para los evangelistas, una concreción terrenal, adelantada, del Banquete del Reino, del que hablan varias parábolas de Jesús. En el Banquete del Reino, Dios es el que provee los manjares y la bebida para los invitados, en su carácter de Dios nutricio (título del cual nos hemos ocupado ya en otro artículo, donde mostramos que en la Sagrada. Escritura, el Dios nutricio aparece como comensal, huésped y anfitrión [1]. ¿Qué sentido tendría un Banquete del Reino, donde Dios invitara y no diera de comer? No tendría ningún sentido, sería un convite absurdo, donde tuviesen que ser los mismos invitados los que pusieran y repartieran sus alimentos y bebidas. Que se trata de un banquete mesiánico lo sugiere Marcos, colocando la primera multiplicación de los panes (Cap 6) en claro paralelismo contrastante con otro festín regio: el banquete de Herodes donde se asesina al profeta. Uno es el banquete del rey impío donde se sacrifica la vida del profeta y la palabra de la verdad de la cual es heraldo, a las pasiones y apetitos de un rey humano y de sus cortesanas y cortesanos: la lujuria, y el respeto humano como vicios más propios del varón; la ambición y la intriga como pasión más propia de la condición femenina. Otro, es el banquete donde Jesús, movido a compasión, no por el hambre sino por la necesidad espiritual, instruye largamente a las muchedumbres que buscan a Dios. En ese banquete, la compasión de Jesús le parece a sus apóstoles insensible para las necesidades terrenas de sus oyentes, ya que se ejercita, hasta parecer indiscretamente larga, en la enseñanza a un público que está con el estómago vacío. Sólo a instancias de los apóstoles Jesús pasa a ocuparse del hambre de la muchedumbre. Pero al hacerlo, completa su obra nutricia y la corona con un banquete simbólico: un banquete de alianza de pan y sal, como los que eran comunes y conocidos en la cultura del antiguo oriente semítico. Las interpretaciones racionalistas de la Sagrada Escritura han llegado, dentro de la Iglesia católica, primero a las academias, de allí a los seminarios y por último a la predicación. Cada vez más frecuentemente se oye a fieles escandalizados porque han oído predicar los tópicos, rancios ya, de la exégesis racionalista y liberal que acuñara Strauss hace siglo y medio. Peor aún es la condición de los fieles que, imbuidos del racionalismo moderno, ya no se escandalizan sino que encuentran que esa explicación es plausible precisamente por ser tan razonable y las cosas sin necesidad de ningún milagro. Esa misma corriente que minó y destruyó la fe de los fieles en las Iglesias protestantes europeas, la que luego irrumpió en la Iglesia católica con el movimiento modernista, ha roto los diques y se va convirtiendo, por vía de hecho, en doctrina de recibo, al amparo de la invocación de los métodos histórico-críticos. Recientemente algunos fieles me consultaron porque un sacerdote había predicado en tales términos acerca de la multiplicación de los panes, que sin negarla frontalmente, se daba por excluida una verdadera multiplicación milagrosa. La presunta multiplicación habría consistido propiamente en algo así como una cena lluvia: sin necesidad de apelar a ningún milagro. Lo que sucedió fue que, siguiendo el ejemplo del joven generoso, todos pusieron en común lo que traían, y así alcanzó y sobró para todos. La enseñanza que se saca así del pasaje bíblico, es simplemente y reductivamente moral: si somos solidarios, los bienes de este mundo alcanzarán y sobrarán para todos. Explicando estas cosas a un joven sacerdote, me replicaba que no entendía por qué tenía yo esa resistencia a encontrar un sentido social al mensaje evangélico y negaba que Jesús pudiera haber tenido esa intención. El racionalismo no sólo ha propuesto una interpretación desviada del texto, sino que ha amartillado un prejuicio que se dispara cuando se trata de enderezarla con pura ciencia bíblica y bloquea la inteligencia para recibir una explicación objetiva, tan racional como la otra, pero abierta a la fe. Quiero dar aquí las razones exegéticas por las cuales se demuestra que esa lectura negadora del milagro es insostenible y no hace justicia al sentido literal del texto bíblico, lo oculta bajo una acomodación reductora y no resiste un examen exegético crítico. Es una lectura falsa por las siguientes razones: 1) Ignora la verdadera naturaleza de la comida de alianza de hospitalidad que Jesús, como anfitrión mesiánico, celebra con la muchedumbre. De donde resulta que sin un verdadero y propio milagro, por el cual Jesús mismo fue el que dio de comer a la muchedumbre, como el dueño de casa que invita y da de comer a los huéspedes invitados, el episodio de la multiplicación de los panes pierde todo sentido a los fines y propósitos del Evangelio: revelar la identidad de Jesús, Rey que invita al banquete mesiánico y Dios nutricio que celebra un banquete de alianza de pan y sal con la muchedumbre, transformándola en pueblo de Dios. 2) La hipótesis de la cena lluvia contradice datos positivos del texto, que excluyen explícitamente que la muchedumbre tuviera alimentos qué comer o para repartir. Esto es particularmente claro en la segunda multiplicación de los panes, que sucede después de tres días de camino. 3) Hace de relatos que tienen una intención revelatoria de la identidad de Jesús y por lo tanto eminentemente espiritual y religiosa, vulgares moralinas. En esto manifiesta la tendencia a la reducción legalista y moralizadora característica de toda la exégesis racionalista, liberal y modernista. Voy a desarrollar estas afirmaciones, aunque no necesariamente en ese orden.. Ignora la verdadera naturaleza de la comida de alianza Es un vicio inveterado de la exégesis racionalista el interpretar el texto de espaldas a su trasfondo histórico y cultural. Es conocida la autosuficiencia del racionalismo y su menosprecio de lo histórico. Es el reflejo del desprecio kantiano hacia la revelación histórica. Para entender lo que Marcos nos quiere decir, hay que tener en cuenta la condición de su tiempo y la cultura de la época y los modos de sentir propios del medio donde vivió Jesús[2]. Muchas veces, esos usos culturales propios del mundo de Jesús, han sobrevivido a través de los siglos en algunos pueblos del oriente, particularmente entre los árabes. Por eso relataré más abajo un hecho que me ocurrió en Tierra Santa en 1967 y que aún hoy me orienta en la comprensión de la escena evangélica de la multiplicación de los panes y peces. Lo que Jesús celebra es una “comida de alianza de pan y sal”[3]. Para comprender mejor el sentido de la multiplicación de los panes, no sólo conviene sino que es absolutamente imprescindible recordar el uso de las comidas de alianza antiguas, que han perdurado hasta hoy en los usos del mundo árabe. La sal se consideraba entonces hasta tal punto el condimento que debía acompañar todo alimento que se convirtió en símbolo de hospitalidad. Comer pan y sal con alguno se convirtió en símbolo o expresión de ligarse con él con una estrecha amistad. La sal no era sólo condimento, sino elemento vital, que podría llamarse “de primeros auxilios” para un peregrino del desierto deshidratado durante el viaje. Le hacía falta reponer no sólo el agua sino la sal. La sal es tan necesaria como el agua para rehidratarse en esos climas secos, donde la piel queda blanca por la pérdida de sal, sin que se llegue a sentir la transpiración, evaporada instantáneamente. Nada extraño, pues, que la sal fuera un símbolo de la hospitalidad. Comer pan y sal con alguno era un símbolo de alianza de amistad y creaba obligaciones de fidelidad. El que comía la sal en la mesa de alguien, se sentía obligado con él: “puesto que comemos la sal del palacio, no nos parece decente tolerar esta afrenta al rey” (Esdras 4,14). "La sal es – además - un principio de conservación contra la corrupción. Por este motivo se presta para simbolizar la perdurabilidad y la fidelidad de una alianza que nada deberá ni podrá corromper ni alterar[4]. Estaba mandado poner sal en toda oblación presentada al Señor[5]. Y ella era muy usada en otros ritos del culto del templo. El perfume destinado a ser quemado delante del Arca, también era adicionado de sal, memullah[6]. Se ponía sal sobre todo lo que se ofrecía sobre el altar[7], excepto en el vino de las libaciones, la sangre y la madera[8]. Las víctimas eran saladas sobre la rampa misma que conducía al altar[9]; en la cima de esta rampa y delante mismo del altar, se salaba la harina, el incienso, los manjares ofrecidos por los sacerdotes, los que acompañaban las libaciones y los holocaustos de aves. La sal era por lo tanto, también en la esfera religiosa, el símbolo de la fidelidad o de la firmeza, al pactar la Alianza, y en consecuencia, de su perdurabilidad. Por eso a la Alianza de Dios con Israel se la llama Alianza de Sal, es decir: perpetua o eterna[10]. La sal de la Alianza no debía faltar en ningún sacrificio[11], como símbolo del amor de alianza que da sentido y sabor a los sacrificios y holocaustos, y sin la cual son abominables para un Dios que no necesita que le den de comer, porque todas las bestias son suyas. A esta luz se ha de leer el misterioso logion de Mc 9,49-50: colocado en el centro de la sección del camino: “Tened sal en vosotros y tendréis paz entre vosotros”. Donde no hay sabiduría de la Cruz, - que Jesús viene enseñando en esta sección pero ante la cual los discípulos están ciegos -, hay discordia y discusiones, división e irreconciliación. La sal significa en Mc 9,49-50 la sabiduría de la Cruz en la Nueva Alianza. Pero el sentido de la alianza de pan y sal se comprende más claramente aún a la luz de las costumbres que se conservan entre los árabes. Entre los árabes, “los que comen la misma comida son considerados como de la misma categoría, del mismo rango. El alimento tomado en común confirma el parentesco y, aunque en menor grado, lo suscita. Es la alianza de sal, que une a los que han participado de la misma comida”[12]. Los pueblos árabes tienen una gran veneración por el pan y por la sal, de manera que cuando quieren hacer algún pedido especial a alguna persona que ha comido con ellos, le dicen: “por el pan y por la sal que hay entre nosotros, haga tal cosa”[13]. Este uso está aún vigente. “Cuando dos árabes quieren contraer un compromiso recíproco, hacer un tratado o un contrato, cimentar su amistad, mojan dos bocados de pan en la sal y los comen juntos. En su lenguaje, comer juntos el pan y la sal significa hacer un pacto o jurarse amistad. Los persas se expresan de la misma manera; para reprobar al traidor, lo llaman ‘traidor hasta en la sal’”[14]. Es muy probable que esta costumbre estuviese en uso entre los antiguos hebreos, como lo estaba entre sus vecinos del desierto, y que la expresión bíblica acerca de la sal de la alianza deba explicarse en el mismo sentido. “La sal tenía la misma significación simbólica entre los griegos. ‘Haber tomado un sorbo de sal juntos’ quería decir ‘ser viejos amigos’” [15]. Sobre la salazón de peces en Palestina La sal era abundante en Palestina. Se extraía pura principalmente de las extensísimas salinas que se encuentran cerca del Mar Muerto[16]. En palestina se servían preferiblemente de la sal de Sodoma, es decir la que provenía del Mar Muerto y cuyas cualidades eran más apreciadas. A falta de esta sal, se la traía de Ostracina y del lago Sirbon, en la costa de Egipto, entre Pelusa y Rinocoluro[17]. Habiendo sal y peces en abundancia y a mano se practicó en Palestina la salazón de pescado. Aunque sólo una vez se menciona el hecho de salar un pez: el que el joven Tobías pescó en el Tigris[18]; sin embargo se sabe que los hebreos comían mucho pescados secos y salados. Tales eran, sin duda, los que sirvieron para la multiplicación de los panes (Mt 14,17; 15,34). Se comían peces salados hasta en Jerusalén. Allí había hasta una puerta de los peces[19], que tomaba su nombre de un mercado de peces [necesariamente salados] situado cerca de ella. Se conocía desde antiguo el arte de salarlos, como se puede esperar en un país cuyas aguas, por ejemplo la del Mar de Galilea, eran tan ricas en variadas especies y donde, por otro lado abundaban las salinas excelentes, desde las que se exportaba sal a todo el mundo. La ciudad de Tariquea, en la costa sudoeste del lago de Galilea tomaba su nombre del griego tarijos (tarijeuien = salar, meter en salmuera, en conserva). ¿Con qué ciudad de la Galilea del Nuevo Testamento podría identificarse? Los estudiosos han discutido el asunto. Observan que, aparte de Tiberíades, Betsaida, Cafarnaúm, Corozaín y Magdala, la cual se menciona sólo dos veces en el Ev. de Juan (6,1.23; 21,1), la Sgda. Escritura no nombra ningún otro lugar situado junto a la rivera del lago, ni tampoco nombra la ciudad de Tariquea, situada, según testimonios históricos de la Antigüedad, a 30 estadios de Tiberíades. Flavio Josefo[20], no precisa si Tarijea se encontraba al sur o al norte de Tiberíades - en este caso se identificaría con Magdala, como creen algunos. O bien 30 estadios al sur, junto a Kerak, como probaría Plinio, que afirma que está situada: “en la extremidad sur del lago”[21], aunque sus datos no son siempre confiables. Se llamaba así por el griego tarijos (charque. o carne salada, de animal o pescado) porque de ella, atestigua Estrabón, se exportaban peces salados a todo el mundo[22]. Consta que había importación de peces desde Galilea a Italia[23]. Oída la discusión de los eruditos, yo me inclino a admitir que la antigua Tariquea es la Magdala del Nuevo Testamento. Pedro, Andrés, Santiago y Juan, bien pudieron ser proveedores de materia prima para la industria pesquera. Venderían muy posiblemente su producción en los saladeros de Tariquea, que si era Magdala no les quedaba lejos, y salarían también ellos parte de su pesca. Comida de hospitalidad y de alianza Es proverbial la hospitalidad oriental. Y es sabido que las comidas de hospitalidad crean un vínculo de alianza entre el que hospeda y el huésped. Un ejemplo arquetípico es el de Abraham hospedando a los tres misteriosos visitantes, de donde resulta una amistad tal que se pasa a compartir los proyectos y discutir los propósitos (Gen 18,1-33). En el episodio inmediato y conexo, Lot protege a sus huéspedes de la violencia que quieren hacerles los impíos habitantes de Sodoma (Gen 19,1-29). El huésped era sagrado, como el hogar en que estaba. Y aún después de su despedida, iba protegido por la ley de venganza de sangre, pues “llevaba en sus entrañas y en su sangre la sal del que lo había hospedado”. Sería una impiedad inimaginable, sacrílega, espantosa, no sentirse atado por la hospitalidad brindada una vez. En 1967 un campesino musulmán nos invitó, a un condiscípulo del Instituto Bíblico y a mí, a entrar en su granja. Era en territorio de Jordania recién ocupado, en un mediodía de fuego, junto al camino por donde volvíamos de visitar las ruinas de la antigua capital de Samaría. Después de habernos agasajado con te frío y frutas y con una afable y larga conversación en inglés (había sido oficial de las tropas inglesas, durante el protectorado) aquel musulmán, se despidió de los dos sacerdotes católicos diciéndonos: “desde ahora somos amigos”. Entonces comprendí que aquél hombre había cumplido con nosotros con un rito religioso de piadosa hospitalidad. Y en verdad no he podido olvidarlo más, aunque nunca más lo volví a ver. Si volviera a Palestina, desearía volver a esa granja a saludarlo. Sé que pasados tantos años, con seguridad, sólo encontraría a sus descendientes, porque nuestro anfitrión tendría ya más de sesenta años. Pero de todos modos, me presentaría a sus hijos como un amigo de su padre. El tema de la recepción hospitalaria o el rechazo, es uno de los grandes temas de la presentación evangélica de Marcos y enmarca en particular ambas multiplicaciones. Para sensibilizarnos a ello – porque desgraciadamente los occidentales hemos perdido en gran medida junto con la cultura de la hospitalidad también las virtudes que implica - hay que atender a las veces que Jesús es recibido o no en una casa, en Cafarnaúm, en Nazareth, en Tiro, etc. En las instrucciones para la misión, la ley de la hospitalidad brindada a los enviados, se convierte en el principio rector del cauce por donde se difundirá el evangelio. Jesús y los apóstoles como anfitriones Jesús da de comer a la muchedumbre galilea - compuesta de judíos y gentiles - y establece con ella un vínculo que la constituye en pueblo y lo ata a ella y recíprocamente vincula a la muchedumbre con Jesús. La multiplicación de los panes es necesaria para que se dé esa comida de hospitalidad que genera alianza. Es absurdo proponer que Jesús no haya puesto la comida, sino que haya actuado de “facilitador e intermediario”, promoviendo simplemente un intercambio solidario de alimentos pertenecientes a terceros. Esa propuesta interpretativa sólo puede provenir o sostenerse por ignorancia del sentido global del episodio evangélico. Esa visión es opuesta a los datos del texto evangélico. En todas las narraciones, sobre todo en las sinópticas, Jesús aparece sintiéndose responsable de alimentar a la muchedumbre, como buen pastor, y responsibilizando luego a los apóstoles para que den de comer a la multitud. Primeramente Jesús alimenta a la muchedumbre con sus enseñanzas. Tan largas que merecen una advertencia de los discípulos (Mc 6,34-36); cuya misericordia, en este caso tiene como objeto no el hambre espiritual sino la física. Los apóstoles tienen que recorrer todavía un largo camino antes de apropiarse las prioridades de Jesús: “No parece bien que descuidemos la palabra de Dios por servir a las mesas” ... “nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la palabra” (Hechos 6,2.4). La hipótesis de la cena lluvia contradice datos positivos del texto Ambas multiplicaciones suceden, como dice Marcos insistentemente, en 'un lugar solitario' (Mc 6,31.32.35; 8,4). Se afirma explícitamente que 'no tienen qué comer' (8,2) o se lo da a entender repitiendo dos veces que hay que ir a comprar alimentos a otro lugar (6,36.37). Jesús ordena una investigación de las existencias de víveres (6,38; 8,5.7). En los relatos de los sinópticos son los apóstoles los que, ambas veces, ponen sus víveres a disposición. Es totalmente ajena a la visión de los sinópticos la idea de una 'requisa' de víveres entre los reunidos. Jesús ordena que sean los apóstoles los que les den de comer (Mt 14,16; Lc 9,13 9). Jesús siente y les dice que les toca a ellos aliviar la necesidad (Mt 15,32; Mc 8,2). Sólo en el relato de Juan, aparece ese muchacho, posiblemente un discípulo, que comparte sus panes (Jn 6,9). Los sinópticos nada dicen de él. Y es posible que tampoco sea la intención de Juan encarecer su generosidad, sino otro el motivo de mencionarlo. Mientras en los sinópticos se los llama simplemente pescados (ijthúa)[24]; Juan explicita que se trata de pescados salados (opsaria)[25]. La diferencia entre ijthún y opsaríon es fundamental para entender mejor la escena del capítulo 21 del evangelio según san Juan, en que Jesús resucitado recibe a los discípulos con un pez salado sobre las brasas. Juan distingue muy claramente entre los pescados (ijthúa) de la pesca milagrosa en el lago Tiberíades y el pez salado (opsaríon) sobre las brasas con que los agasaja Jesús. [1] Véase: Horacio Bojorge, Dios Nutricio. Sugerencias para una lectura bíblica, en Boletín de Espiritualidad. (San Miguel B.A.) (Julio-Ag. 1996) Nº 160, pp.1-12 y 16-23 [2] Constitución Dei Verbum del Conc. Vat. II, No. 12 [3] La sal está en los pescados, necesariamente salados, que se multiplican en ambas ocasiones, junto con los panes [4] Cf. Bähr, Symbolik des mosaischen Kultus, Heidelberg 1839, t.II, p.324 [5] Lv 2,13; Ez 43,24; Mc 9,48 [6] Ex 30,35 [7] Cf,. Flavio Josefo Ant. Jud. 3,9,1 [8] Cf. Sifra, f.78,2;79,2 [9] Cf. Gemmara Menachoth, 21,2 [10] Nm 18,19; 2 Cron 13,5 [11] Cfr. Lev 2,3 [12] M.-J. Lagrange, Études sur les religions sémitiques, Paris, 1905, p.252 [13] De la Roque, Voyage dans la Palestine, Amsterdam 1718, p.137 [14] Jullien, L'Egypte, Lille 1891, p.273 [15] Plutarco, Moral., ed. Dübner, 94a. Cf. Bahrdt, De foedere salis, Leipzig 1761; Rosenmüller, Das alte un neue Morgenland, Leipzig 1818, t.II, p.150. Art.: Sel; Dictionnaire de la Bible, Ed. F. Vigouroux T.V, Cols. 1568-1572. [16] Joseph Felten, Storia dei tempi del Nuovo Testamento (4 Vols) Ed.Internazionale, Turín 1913, T.I, p.37. [17] Dictionnaire de la Bible; Art. cit. [18] Tob 6,6 Cfr. Dictionnaire de la Bible, Art. cit. [19] Sof. 1,10: Neh 3,3: 12,38; 2Cro 33,14 [20] Vida 32 [21] Naturalis Historia 5,15,71 [22] Estrabón 16,2,45 [23] J. Marquardt, La vida privada de los romanos; citado por J. Felten, O.c. T.I, pp.57-58. Véase también G. Adam Smith, Geografía Histórica de la Tierra Santa Edicep, Valencia 1985, pp.245-249 [24] ivcqu.n ijthún Mt 14,18-19; Mc 6,38.42-43 [25] ovya,ria\ ovyari,wn opsaria-wn Jn 6,9.11; Cfr 21,9.10.13)

Obama, en la perspectiva profetica?

Muchos intuirían si Barack Obama seria el presidente ultimo de los Estados Unidos, porque con su gobierno se darían las instancias para que la profecía bíblica encontrara su cumplimiento. Sin embargo, pareciera que hasta ahora su gestión va por otro camino. Se están conociendo sus directrices que aunque están revestidas de un discurso conciliatorio y cordial, difieren en gran manera de lo que sustenta la Iglesia Católica, que seria su aliado en los objetivos proféticos a efectuar. Dos de sus puntos fuertes son a) Aboga por la separación Iglesia-Estado (ley dominical obligatoria no encaja en su pensamiento de concordia y de paz, por el momento...) b) Aprueba el aborto.
Es por ello que el Vaticano ya disparo sus dardos a sus primeras medidas, lo que varios diarios en todo el mundo recogen, del cual dejamos uno que lo describe claramente (Diario La Tercera, de Chile). Creo que Obama seguirá el perfil de la política demócrata, que es liberal y que al fin al cabo es su partido y que en el fondo es lo que tiene que hacer o pondrá en ejecución sus propias ideas mezcladas con las primeras. En el fondo, Obama acepta las observaciones del Vaticano o se esmerara en cumplir las de su partido (donde su fin puede ser el del mismo kennedy o Lincoln).
Destaco como ultimo dos frases del arzobispo Rino Fisichella, presidente de la Academia Pontificia para la Vida del Vaticano (encargado del reproche) "Si éste es uno de los primeros actos del Presidente Obama, con todos mis respetos, creo que el camino hacia la decepción habrá sido corto", resumió el arzobispo. Y el segundo, "Mi primera impresión es que ha cedido a la presión de las multinacionales del sector. (...) El problema no es científico sino ideológico y económico", según el presidente de la Academia Pontificia para la Vida. Recalco solo esto ultimo, porque para Obama este asunto es de corte ético y científico, pero para la Iglesia Católica es de corte ideológico y económico, dos palabras muy importantes y que tendrán que ver a presente o futuro en los dictámenes que se verán enfrentados la población mundial y que sera el argumento para dominar y ejecutar sus códigos economicos y religiosos impuestos.

Profetas, verdaderos y falsos. Por Ángel Manuel Rodríguez

¿Cómo se puede distinguir la diferencia que existe entre un profeta verdadero y otro falso?
El Antiguo Testamento destaca el conflicto constante entre los profetas falsos y los profetas verdaderos del Señor. En el pasado, distinguir entre ellos fue difícil, pero había que hacerlo. Los israelitas preguntaron al Señor: " ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha hablado?" (Deut. 18:21). Juan escribió a la iglesia: "Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo" (1 Juan 4:1). Dado que este tema es muy importante, el Señor dio a su pueblo algunas instrucciones al respecto. 1. Profecías cumplidas: Moisés dijo a los Israelitas: "Si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él" (Deut. 18:22; ver Jer. 28:8, 9). A primera vista, esta es una buena prueba que, sin embargo, a menudo es difícil de aplicar. Para poder determinar si alguien es un profeta verdadero, debemos esperar el cumplimiento de la profecía que anunció. Con el objetivo de poder ayudar a sus oyentes, los profetas algunas veces daban, dentro de sus profecías de largo alcance, algunas profecías de término corto que se cumplían rápidamente (Jer. 28:16, 17). Sin embargo, las profecías de un falso profeta también podrían cumplirse (Deut. 13:1, 2). Esto sugiere que esta prueba no es suficiente, por sí sola, para saber si un profeta es de Dios. 2. Teología correcta. Esta prueba asume que el pueblo ya ha recibido mensajes de Dios y que es capaz de usarlos para evaluar nuevas revelaciones. Por ejemplo, dado que la Ley de Dios prohíbe adorar ídolos, un profeta que dirige a otros a adorar otros dioses sería un falso profeta (Deut. 13:2). El mensaje de un nuevo profeta tiene que estar de acuerdo con las revelaciones previas de Dios (Isa. 30:8). La persona que recibe la nueva revelación tiene que tener un profundo conocimiento personal de la Palabra de Dios. Esto les permite utilizar ese conocimiento para evaluar la veracidad de la nueva revelación. En el Nuevo Testamento, la revelación de Dios a través de Jesucristo llegó a ser la prueba central, junto con la Palabra escrita, para determinar si un profeta era verdadero (1 Juan 4:2, 3; Juan 17:17). Aunque esta prueba es más difícil de adulterar, puede ser falsificada. El apóstol Pablo escribió acerca de "falsos apóstoles [...] que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz" (2 Cor. 11:13, 14). Y sin embargo, los que conocen la verdad tal como es en Jesús no serán engañados. 3. La prueba de la ética. Los falsos profetas no viven a la altura de las leyes de Dios y no se pronuncian claramente contra el pecado. El profeta Ezequiel acusó a los falsos profetas: "Por cuanto entristecisteis con mentiras el corazón del justo, al cual yo no entristecí, y fortalecisteis las manos del impío, para que no se apartase de su mal camino, infundiéndole ánimo" (Eze. 13:22). Los falsos profetas también eran arrogantes (2 Ped. 2:18), engañadores (Hech. 13:6-10), y a menudo predicaban solo por la paga (2 Ped. 2:3, 13). Su vida no estaba en armonía con la palabra revelada de Dios. Las personas pueden dar la impresión de ser santas, incluso de hablar lo correcto, y sin embargo Jesús dijo que son como lobos vestidos de ovejas (Mat. 7:15).4. Por sus frutos. Jesús mismo estableció esta prueba. Dijo: "Por sus frutos los conoceréis [...]. Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos" (Mat. 7:16, 17). Es parecida a la tercera prueba, pero va más allá, al preguntar: ¿Cuáles son los resultados del ministerio de una persona que dice ser profeta? Su ministerio ¿edifica a la iglesia? Esta prueba requiere tiempo, pero la mentira y el engaño tarde o temprano son revelados.Tenemos que permanecer abiertos a la posibilidad de que Dios todavía nos hable por medio de sus profetas. Pero, a fin de poder identificar a un verdadero profeta, deberíamos conocer y entender las Escrituras; deberíamos utilizar la Palabra inspirada de Dios para probar las enseñanzas y el estilo de vida de la persona que dice ser un profeta verdadero. Finalmente, no deberíamos aceptar rápidamente a alguien que dice serlo. Debemos darle tiempo para que las acciones del nuevo profeta muestren qué clase de persona es. Probar los espíritus requiere tiempo, oración y conocimiento de lo que Dios ya nos ha revelado. Centro de Investigaciones Bíblicas de la Asociación General

viernes, 23 de enero de 2009

Les presento tres textos que muestran como pocos, pero, de manera indirecta la divinidad de Cristo y las tres personas de la Divinidad en toda su misión de salvar al ser humano del pecado. (versión Biblia de Jerusalén)
1. Isaias 6 1-11 El año de la muerte del rey Ozías, yo vi al Señor sentado en un trono elevado y excelso, y las orlas de su manto llenaban el Templo. 2 Unos serafines estaban de pie por encima de él. Cada uno tenía seis alas: con dos se cubrían el rostro, y con dos se cubrían los pies, y con dos volaban. 3 Y uno gritaba hacia el otro: "¡Santo, santo, santo es el Señor de los ejércitos!Toda la tierra está llena de su gloria".4 Los fundamentos de los umbrales temblaron al clamor de su voz, y la Casa se llenó de humo. 5 Yo dije: "¡Ay de mí, estoy perdido!Porque soy un hombre de labios impuros,y habito en medio de un pueblo de labios impuros;¡y mis ojos han visto al Rey, el Señorde los ejércitos!".6 Uno de los serafines voló hacia mí, llevando en su mano una brasa que había tomado con unas tenazas de encima del altar. 7 Él le hizo tocar mi boca, y dijo: "Mira: esto ha tocado tus labios;tu culpa ha sido borraday tu pecado ha sido expiado".8 Yo oí la voz del Señor que decía: "¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?". Yo respondí: "¡Aquí estoy: envíame!". 9 "Ve, me dijo; tú dirás a este pueblo: ‘Escuchen, sí, pero sin entender;miren bien, pero sin comprender’.10 Embota el corazón de este pueblo, endurece sus oídos y cierra sus ojos, no sea que vea con sus ojosy oiga con sus oídos, que su corazón comprenda y que se convierta y sane".11 Yo dije: "¿Hasta cuándo, Señor?". Él respondió: "Hasta que las ciudades queden devastadas, sin habitantes,hasta que las casas estén sin un hombrey el suelo devastado sea una desolación.6 1 El año de la muerte del rey Ozías, yo vi al Señor sentado en un trono elevado y excelso, y las orlas de su manto llenaban el Templo. 2 Unos serafines estaban de pie por encima de él. Cada uno tenía seis alas: con dos se cubrían el rostro, y con dos se cubrían los pies, y con dos volaban. 3 Y uno gritaba hacia el otro: "¡Santo, santo, santo es el Señor de losejércitos!Toda la tierra está llena de su gloria".4 Los fundamentos de los umbrales temblaron al clamor de su voz, y la Casa se llenó de humo. 5 Yo dije: "¡Ay de mí, estoy perdido!Porque soy un hombre de labios impuros,y habito en medio de un pueblo de labios impuros;¡y mis ojos han visto al Rey, el Señorde los ejércitos!".6 Uno de los serafines voló hacia mí, llevando en su mano una brasa que había tomado con unas tenazas de encima del altar. 7 Él le hizo tocar mi boca, y dijo: "Mira: esto ha tocado tus labios;tu culpa ha sido borraday tu pecado ha sido expiado".8 Yo oí la voz del Señor que decía: "¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?". Yo respondí: "¡Aquí estoy: envíame!". 9 "Ve, me dijo; tú dirás a este pueblo: ‘Escuchen, sí, pero sin entender;miren bien, pero sin comprender’.10 Embota el corazón de este pueblo, endurece sus oídos y cierra sus ojos, no sea que vea con sus ojosy oiga con sus oídos, que su corazón comprenda y que se convierta y sane".11 Yo dije: "¿Hasta cuándo, Señor?". Él respondió: "Hasta que las ciudades queden devastadas, sin habitantes,hasta que las casas estén sin un hombrey el suelo devastado sea una desolación.
2. Juan 12:35-41 35 Jesús les dijo: "Todavía, por un poco de tiempo, está la luz entre vosotros.Caminad mientras tenéis la luz, para que no os sorprendan las tinieblas; el que camina en tinieblas, no sabe a dónde va.36 Mientras tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz."Dicho esto, se marchó Jesús y se ocultó de ellos.37 Aunque había realizado tan grandes señales delante de ellos, no creían en él;38 para que se cumpliera el oráculo pronunciado por el profeta Isaías: Señor, ¿quién dio crédito a nuestras palabras?Y el brazo del Señor, ¿a quién se le reveló? 39 No podían creer, porque también había dicho Isaías:40 Ha cegado sus ojos, ha endurecido su corazón; para que no vean con los ojos, ni comprendan con su corazón, ni se conviertan, ni yo los sane. 41 Isaías dijo esto porque vio su gloria y habló de él.
3. Hechos 28:25-27 25 Cuando, en desacuerdo entre sí mismos, ya se marchaban, Pablo dijo esta sola cosa: "Con razón habló el Espíritu Santo a vuestros padres por medio del profeta Isaías:26 Ve a encontrar a este pueblo y dile:Escucharéis bien, pero no entenderéis, miraréis bien, pero no veréis. 27 Porque se ha embotado el corazón de este pueblo, han hecho duros sus oídos, y sus ojos han cerrado; no sea que vean con sus ojos, y con sus oídos oigan, y con su corazón entiendan y se conviertan, y yo los cure.
La visión que ve Isaias es de la Trinidad, En Juan se destaca a Jesús, que es el protagonista y en Hechos al Espíritu Santo que es el protagonista. Ambos junto al Padre constituyen las tres personas de la Divinidad tal cual se manifestó en el principio de la creación, tal cual se manifestara en la Segunda Venida de Cristo.

jueves, 22 de enero de 2009

CURIOSIDAD SANTIFICADA

Oleo de Annibal Carraci, pintor italiano, siglo XVI y XVII, estilo Barroco Italiano,
Curiosidad Santificada por Ángel Manuel Rodríguez
¿Qué le sucedió a la naturaleza divina de Jesús mientras estuvo en la tumba?Por años se me ha hecho esta pregunta, pero he sido reacio a responderla. ¿Por qué? Las Escrituras no ofrecen una clara respuesta. Esto significa que cualquier cosa que yo diga lindará en la especulación. Déjenme señalar, primero, que esta cuestión ha sido discutida por la iglesia cristiana y, segundo, iré de lo que sabemos a lo que no podemos afirmar con certeza (aquí es donde está el peligro). La teología a menudo se enfrenta con la especulación; intenta salvar las brechas de nuestro conocimiento basándose en el conocimiento que tenemos.
1. El descenso de Cristo al Hades: La iglesia cristiana ha especulado con respecto a la experiencia de Cristo mientras estuvo en la tumba. Esto estuvo basado, en cierta medida, en la doctrina de la inmortalidad del alma. ¿Qué es lo que le sucedió al espíritu/alma de Jesús mientras estuvo muerto? Para responder esto, algunos de los primeros cristianos desarrollaron la enseñanza del descenso de Cristo al infierno. De acuerdo con esta posición, durante los tres días en que el cuerpo de Jesús estuvo en la tumba, su alma estuvo predicando a las almas de los encarcelados en el infierno, quizá ofreciéndoles la oportunidad de la salvación. Nunca hubo un consenso claro con respecto a lo que estuvo haciendo específicamente allí o a los resultados de su misión en el mundo de ultratumba.
2. El estado de los muertos: La Biblia no apoya la idea de la inmortalidad del alma. Cuando una persona muere, pierde la conciencia y nada sobrevive de ninguna manera. Esto sugeriría que la naturaleza humana de Cristo experimentó la muerte de la forma en que la experimentamos nosotros; es decir, ninguna parte de su naturaleza humana sobrevivió a su muerte física. En el momento de la resurrección, no tuvo que evocar el alma o el espíritu del cielo para que se uniera a su cuerpo muerto.Esto implica que tenemos que limitar nuestra pregunta acerca del papel de la naturaleza divina de Jesús mientras estuvo en la tumba. Ciertamente descendió a la tumba (Mat. 12:40; Hech. 2:24, 25; Efe. 4:9; Apoc. 1:18).
3. La unidad de las dos naturalezas: Sabemos que, a través de la encarnación, el Hijo de Dios unió su naturaleza divina a la naturaleza humana, y esta unión es eterna (Juan 1:14; 1 Cor. 15:25-28). En otras palabras, la unión de las dos naturalezas es permanente e inquebrantable. Si esto es correcto, podemos sugerir (note que es una sugerencia) que las dos naturalezas permanecieron unidas incluso en la tumba. La naturaleza humana murió, mientras que la divina no. No murió porque es imposible que Dios muera.¿Podemos decir más que esto? Por supuesto que podemos (ahora nos estamos moviendo al campo de la especulación). Yo sugeriría que, dada la unión de la naturaleza humana de Cristo con su naturaleza divina, que no podía morir, fue capaz de experimentar de una manera única lo que sucede cuando mueren los humanos.Recuerde que la muerte es la paga del pecado; y puede ser que el Hijo de Dios estuvo en la tumba durante tres días como resultado de asumir la responsabilidad por nuestro pecado y nuestra culpa. Su separación de Dios permaneció mientras estuvo en la tumba. Esta separación terminó cuando el Padre habló al Hijo y éste salió de la tumba por medio del poder de la vida divina que había en él por naturaleza, y que impartió vida nuevamente a su naturaleza humana.
4. La naturaleza divina descansó: Aun cuando el Hijo de Dios estaba en la tumba como resultado de tomar nuestro lugar, su naturaleza divina descansó. Esto es sugerido por su grito de triunfo sobre la cruz: "Consumado es" (Juan 19:30) antes de expirar. Su obra de redención había llegado a su final y ahora la tumba era un lugar de descanso, no de conflicto. Su victoria sobre los poderes del mal y el pecado estaba asegurada. La creación fue seguida por el descanso divino; ahora la redención o la re-creación también fue seguida por el descanso divino. La naturaleza humana descansó en el sueño de la muerte, mientras que la divina descansó en la plena seguridad de la victoria. La naturaleza específica de ese descanso sigue siendo un misterio. De algo podemos estar seguros: su resurrección abrió las puertas de la tumba para nosotros.

miércoles, 21 de enero de 2009

En el camino correcto!

Jeremías dice "el profeta que profetiza de paz, cuando se cumpla la palabra del profeta, sera conocido como el profeta que Jehová en verdad envió". Este clásico pasaje (28:9) es muy predilecto para usarlo en la demostración de lo que es un profeta verdadero, seria una de las características de tal profeta.
En el contexto de este pasaje, había sucedido algo que aunque aparentemente no llamaría la atención del pueblo, por sus resultados a posteriori, si demostraría la diferencia entre un verdadero y falso profeta. Hananias, un falso profeta había dicho que los tesoros del Templo y los cautivos volverían de Babilonia dentro de dos años. Dios tendría misericordia de ellos, esta noticia, sin duda era muy bien recibida dentro del pueblo, pero también despertaba duda, pues la linea del cumplimiento de la profecía solo era cuestión de tiempo, y este podía ser rápido o lento.
Durante la época de Isaias, cuando Senaquerib invadió a Jerusalén, Dios mostró su misericordia y su palabra profética fue de retribución para el pueblo judío (Isaias 37:6,7) Ahora, la palabra entregada a Jeremías es totalmente diferente, es esa que cuesta aceptar, pues no serian tiempos buenos para la nación. Juda seria derrotado y destruido. El profeta Hananias moriría aquel mismo año, dos meses después de anunciar sus mentirosas mejoras.
Por lo que Jeremías en el capitulo 29 se asegura de dejar bien en claro, que el pronto retorno no estaba todavía en el camino de Dios y segundo, que estarían muchos años en Babilonia, así que Debian edificar casas, casarse, tener hijos, etc. Una proyección a futuro de sus vidas personales y familiares en el estudio y el trabajo, seria hacer lo correcto. Pasarían setenta años, después, Dios los traería de vuelta (Jeremías 29:10).
Hoy estamos inmersos en una época donde se escuchan vientos de toda doctrina y "profecía". A veces el pueblo esta confuso porque le cuesta reconocer que debe escuchar. Con la llegada del primer presidente afroamericano al mando de los Estados Unidos, muchos creen que ha llegado el momento para el desenlace de acontecimientos que podrán a este planeta a la víspera de la segunda venida de Cristo. Otros ven el descalabro financiero como la profecía mas inmediata de la segunda venida. Algo que se conoce pero muy encubierto, es la de un chip que se implanta debajo de la piel y que reemplaza las tarjetas de créditos y la cedula de identidad, que aunque este sistema de identificacion tiene una historia de mas de 30 años, todavía es asombroso por su variedad y el alto nivel de seguridad que ofrece, incluso en las mascotas. obviamente este asunto puesto en relación con Apocalipsis 13:16,17 aparentemente estaría hablando la misma idea, creen otros.
Todas estas cosas, muy avanzadas, contemporáneas y que en las noticias tienen un muy bajo o nulo perfil, advierten que los tiempos son muy proclives a que acontezca el suceso que todos los cristianos esperan, sin embargo, veo en las Escrituras que hay algo mas indicativo que todo lo mencionado, que no deja de ser importante y trascendente. Me refiero a la predicación del evangelio y por testimonio. "Y sera predicado este evangelio del reino en todo el mundo,, para testimonio a todas las naciones y entonces vendrá el fin" (Mateo 24:14) Tiene que haber una experiencia cristiana mas genuina, la iglesia tiene que comprometerse mas con la visión y la misión. Se hacen actividades, pero me pregunto cuando al final de estas veo los resultados, cumplió con los objetivos espirituales y evangelisticos ? O solo fue un evento cargado de show con matices de espiritualidad. Salen nuestros niños, jóvenes y adultos inspirados para hacer la obra del Señor o extenuados y aburridos con un programa que solo deslumbro pasajeramente.
Hay mucho por hacer, pero creo que esta debe comenzar con nuestra vida espiritual, orando, leyendo la Biblia y testificando, decimos que lo hacemos, pero la verdad es que esta muy alejado de nuestra realidad. Dios nos ayude para ser poderosos en la vida espiritual, que esa sea nuestra unica grandeza para poder demostrar a un mundo preocupado solo de lo material que somos un pueblo que vive por la fe y que nuestra presencia es una garantía de las misericordias de Dios para cada día.

martes, 20 de enero de 2009

Esperando al Señor con la actitud adecuada !

"Entonces el reino de los cielos sera semejante a diez vírgenes que tomando sus lamparas, salieron a recibir al esposo". Así reza el primer versiculo del capitulo 25 del evangelio según San Mateo. Por el contexto del 24 y demás versículos del capitulo 25 nos damos cuenta que estamos frente a un tema que aborda la segunda venida de Cristo. Hay una intensidad muy marcada en los detalles que rodean al acontecimiento y en este caso, podemos notar como el evangelista establece los grupos que esperaran el advenimiento en una forma muy conocida, como lo son las bodas. El esposo viene!, este es el acontecimiento mas importante. La actitud en la preparación es lo que delimita a los dos grupos. Mateo categoriza a las diez vírgenes en prudentes e insensatas. Las ordena al principio, primero las prudentes después las insensatas, para después comenzar cada acto con las insensatas. Es como si nos estuviera indicando, Ojo, cuidado con aquel grupo que considera como adecuada su preparación, pero que en realidad no cumple con las especificaciones de la invitacion a las bodas. Los dos grupos son parejos, 50 % de prudentes y 50% de insensatas, generalmente cuando se habla del grupo que sigue al Señor, este es muy pequeño en relación al que no le sigue. Por eso, creo que lo que el evangelista esta sosteniendo con esta proporción tan pareja, es que esta trabajando con un remanente dentro de un remanente. Aquí las diez vírgenes representan a todos los que profesan la fe pura de Jesús, ambos tienen un mismo mensaje, doctrinamiento, esperan la segunda venida, pero solo la preparación es diferente. Algo las va a separar en el resultado final, y esto se percibe muy evidente, el grupo de las prudentes tenia aceite guardado. En Zacarias 4 el aceite se describe como un símbolo del Espíritu Santo, pero también del carácter. Es el Espíritu el que cambia el carácter, lo único que se transportara al cielo. Muy interesante Mateo hace esta relación entre el Espíritu Santo y el carácter (aun sin mencionar a ninguno de los dos )al calificar al grupo en prudentes e insensatas. La palabra griega usada para prudente es fronesis que significa tener entendimiento, sabiduría practica, prudencia para conducir asuntos. La palabra griega para insensata es moros que identifica a una persona lenta, obtusa y estúpida, no puede percibir con sabiduría. Es triste que con tanto tiempo en una preparación rumbo al cielo, haya un grupo que no pudo transformar el carácter a semejanza de Cristo. Nos damos cuenta que de nada vale creer un mensaje, leer la Biblia e ir a la iglesia y en el fondo seguir siendo los mismos caracteres incrédulos, lentos y cerrados a la transformación genuina del Espíritu Santo. Pasan los años y muchos profesos seguidores de Cristo siguen con un corazón cerrado a la voz del Espíritu, manifestando una conducta inmadura en el Señor. Aunque en esta parábola el énfasis esta puesto en la preparación, no es menos obvio que la venida de Cristo esta a las puertas, porque ya el capitulo 24 se encargo de puntualizar eso. Por ello, debemos consagrar nuestras vidas a Dios, dejando toda nuestra capa de justicia humana miserable que a ratos nos hace sentirnos feliz y dignos y revestirnos de lo que solo nos puede cambiar, la presencia diaria del Espíritu!