miércoles, 4 de agosto de 2010

El afán de la vida.

No hay ser humano que se escape del efecto del tiempo, a todos nos llega. Podremos correr para ganarle alguna batalla, pero al final nos alcanza. Pienso como un exfisiculturista, ¿qué pasa por la cabeza cuando personas de la edad de la foto no quieren todavía tirar la toalla y casi rozan la línea del ridículo colectivo? problemas de ego? más salud? sentirse más aptos? ser considerados todavía? alguna "chiquilla"? decir, "todavía puedo"? una competencia de amigos? un poco más de dinero? Cualesquiera que sean las razones, creo que mucho no prevalecerán, porque al final vendrá la muerte.

Jesús dijo "No os afanéis por vuestra vida,..." (Mt. 6:25) estas palabras parecen inaplicables para una sociedad que lo que más hace es afanarse. Sin embargo, conviene analizar el verbo "afanéis", para entender mejor a Jesús y sus palabras y ver que lo que él dijo tiene tanta contextualización "ayer" como hoy.

El verbo afanéis esta alineado con la comida, la bebida, y el vestido, pero en contraposición con la vida y el cuerpo. Según Maslow, en su pirámide de jerarquías necesarias, lo primero es la comida, el agua y se sobreentiende también el vestido. Esta es la plataforma para llegar a la autorrealización personal, las personas que llegan a este nivel son personas que le han encontrado el sentido a la vida. Para este Psicólogo judío, lo más básico es lo que cada persona debe poseer. Serían derechos inalienables. Para Jesús, aún lo más básico puede ser objeto de perdición, si se realiza por motivos erróneos. La pregunta es ¿Cuál o cuales serían esos motivos que haría que lo más básico pudiera convertirse en venéno mortal?

La respuesta la encontramos en el verbo citado "afanéis". Este viene del verbo griego "merimnao" que a su vez viene del sustantivo "merizo" que significa "dividir en partes". La palabra sugiere una distracción, una preocupación con cosas que causan ansiedad, tensión y presión. La idea aqui corresponde con una preocupación y perturbación interior. Esto es alimento de los malos pensamientos, incluidos los suicidas. Muchas personas viven un calvario interior, sin la capacidad de exteriorizar sus pensamientos y ante una sociedad competente y muy crítica, se encierran en su mundo de ingobernabilidad y desespero. La llegada hasta aqui se ha producido entre muchas cosas por el afán incontrolable de posicionar un status de comodidad y dignidad, de haberlo alcanzado todo en la vida, sin importar el costo; simbólicamente descrito por las palabras comer, beber y vestido.

Para un cristiano, estas cosas no pueden tener sentido, si no se creyera y confiara en un Dios Padre, preocupado por las necesidades de sus hijos. Las cosas externas no deberían afanar internamente a los hijos de Dios!