lunes, 2 de noviembre de 2015

Ben Carson, La política, La Iglesia Adventista, La Biblia, Elena White, y algo más…

-->


La carrera por el sillón presidencial en los Estados Unidos de América ha comenzado con mucho revuelo, no se si tanto para los interesados en el tema, pero sí, y mucho, para los miembros de la Iglesia Adventista que se preguntan a diario ¿qué pasaría si un adventista gana la presidencia en los Estados Unidos? ¿Dónde queda entonces Estados Unidos en la profecía? Bueno, la verdad que no se sabrá si Carson que aventaja a su contrincante más cercano por 14% en Iowa, y un 5 % según un sondeo de la NBC y Wall Street  Journal en el electorado republicano nacional, estaría disputando “la final” de su partido y menos si llega a ser presidente.

De a poco los medios ya empiezan a sacar su relación con la Iglesia Adventista, pero no ha sido más mediático como lo fue en su momento el candidato republicano Mitt Romney, quien era activo miembro de la iglesia Mormón. Por lo que para el mundo, Carson y la iglesia, no es de tan relevancia como lo fue Romney, mormón o Kennedy, católico, sí lo es para la Iglesia Adventista, pues uno de sus hijos ilustres (para la hermandad) pulula en la política y luce ganador.

¿Quiere decir que estos pasos de Carson pudiera cambiar o afinar los delineamientos que tiene la Iglesia Adventista sobre la política? Definitivamente No. El Manual de Iglesia enseña que “todo lo que sea de naturaleza política deba evitarse” (p. 107), y aunque esto está en el contexto de la Comisión de Nombramiento de una iglesia local, el principio de no “candidatearse para ganar adeptos” sirve y se aplica para cualquier cosa. Ahora, cada miembro de iglesia debiera cumplir con su deber cívico de ir a las urnas y dar el voto a quien quiera, pues tiene que “dar a Cesar lo que es de Cesar y a Dios lo que es de Dios”, pero la iglesia como organización, que no sirve de conciencia a sus miembros en este y en ningún otro tema, si se opone abiertamente a servir de tribuna para la política.

Sin embargo, lo que podría malinterpretarse, es que un presidente “adventista” promueva la unión del Estado y la Iglesia para acercar a ambos y de esta manera socavar la libertad religiosa y así acelerar lo que proféticamente como pueblo esperamos. Pero eso, que podría no ser la intención del candidato, es un supuesto del cual nadie puede precisar. O como alguien pueda opinar, utilizar su presidencia para llevar a la Iglesia Adventista a donde nunca ha llegado, y al igual que José y la reina Esther, servir de “salvadores” del pueblo. Pero, un candidato, como Carson, que ha tenido declaraciones controversiales sobre la creación de la tierra y sobre la unión civil homosexual, y que además mencione e inste a centrarse en Dios más que en una denominación específica, cosa que es cierta pero también esquiva, difícilmente sean las posturas de la iglesia adventista el referente.

Desconocemos que pasará con estas elecciones, ni creo que debería importar, porque a menos que olvidemos lo hecho por Dios en el pasado, el presente y el futuro deberían ser promisorios para el hijo de Dios. No debemos sacar conclusiones anticipadas, observemos los acontecimientos velando y orando. Y Aunque la política y la religión se hayan cruzado en el camino, y se sigan cruzando, lo que es de Dios permanecerá, por eso Cristo dijo “mi reino no es de este mundo”. No necesito hacer una exégesis para interpretar este texto, es clarísimo la intención espiritual de este reino. Jesús instaurará un reino físico, literal, pero, no ahora que él no está presente, por eso dejó primero el reino espiritual, en él iba a pesar a cada candidato, éste reino evalúa y mide el carácter, única condición que se traspasará al reino físico.

El reino literal será establecido cuando él, de manera definitiva, se asiente y gobierne sobre su pueblo donde “todo ojo le verá”. Si Jesús hubiese establecido un reino terrenal, pasaría lo que pasa con los líderes y seguidores de antaño y actual, éstos lucharían por los primeros. Se opacaría lo espiritual por lo material. La gente de hoy siguen conductas materialistas, ideas y consignas y se apegan a la “bandera” más atractiva, la que puede darle un mejor presente en esta tierra y la que supuestamente puede cambiar el estado actual de las cosas para un mundo mejor. Pero las intenciones de Jesús nunca son las de quedarnos en Egipto, aún cuando aparentemente se vea abundancia, cosas lindas y buenas que nos arrimen a quedarnos más tiempo. La intención de Jesús es que se culmine su obra para poder llevar a su pueblo a gozar de lo que él está preparando, e incluso por un tiempo, porque después volveremos a la tierra renovada desde donde viviremos la eternidad junto a la divinidad. La tierra nueva será el corazón del gobierno de Dios.

Elena White en su tiempo comentó sobre política, sobre los presidentes de Estados Unidos, de la Guerra Civil Norteamericana, entre otros. En 1881 dijo “Cada persona ejerce una influencia en la sociedad. En nuestro favorecido país, cada votante tiene voz para determinar qué leyes regirán la nación. ¿No deben esa influencia y ese voto ser echados del lado de la temperancia y de la virtud?” (RH, 8 nov.). Este pasaje, al mirarlo rápidamente parece ambiguo, sin embargo, recoge la importancia de la temperancia como elemento desmoralizador que pudiera frenar al mundo de sus vicios por las bebidas embriagantes que consumen, eso estaba pasando en su época. Aquí se está hablando de temperancia, pero no quita la importancia al derecho cívico de sufragar porque tenemos responsabilidades hacia el estado.

Como iglesia debemos enseñar y comunicar sobre esto, pero no abanderarnos y promover de manera pública a un candidato, aunque sea de “nuestra fe” ya sea de nuestros púlpitos, en nuestras reuniones, capacitaciones, eventos, etc., podemos orientar, pero cada hermanos debe tomar la decisión. Ben Carson en las manos de Dios puede llegar a ser lo mismo como cuando consagró sus manos para salvar vidas.  Como neurocirujano ha recibido los máximos honores, más de 50 honoris causa en muchas universidades, ha salvado vidas. Como futuro presidente, puesto en las manos de Dios podría hacer más por su nación, por su iglesia y por su vida. Dios le de sabiduría y entendimiento, porque “¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino”?