viernes, 7 de marzo de 2014

En el tercer día nos resucitará

Oseas escribe su pequeño libro alrededor del siglo VIII a.C. En el plano personal sufre la infidelidad, esta tragedia familiar es usada para ilustrar la relación de Israel con Dios. En sus días la gente carecía de piedad, la apostasía religiosa era común y las injusticias sociales también caracterizaron los gobiernos.

En el capítulo 6:1, 2  Oseas dice “Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará. Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él". La expresión “Venid y volvamos porque él arrebató, y nos curará" pareciera sugerir no solo una vuelta a la vida espiritual, sino el volver de una esclavitud que los ha herido, un poder físico y espiritual que los ha dominado e intentado extinguir. Asiria para Israel y Babilonia para Judá dejarán profundas cicatrices. Exodo 15:26 muestra a Dios como sanador de Israel cuando éste atendiere a su voz y guardaré sus estatutos.

Si aquí en este pasaje de Oseas Dios se está mostrando como el sanador, indudablemente puede aludirse al destierro de ambas naciones. Y ahora, le toca a ellos el volverse a Jehová para que éste, movido a misericordia los reciba, consuele, perdone y salve. La expresión “Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará" es bastante compleja por definir. Encontrar aquí una predicción de la muerte de Cristo es muy difìcil de sostener, más bien puede aludir a la muerte espiritual de Israel y su renacer con Dios, resultado de su busqueda genuina. En Ezequiel 37: 1-14 se ve la visión del valle de los huesos secos donde Dios dice “Y sabreis que yo soy Jehová, cuando abra vuestros sepulcros, y os saque de vuestras sepulturas, pueblo mío", añade también “Y pondré mi espíritu en vosotros y viviréis".

Por tanto, en vez de ver una sugerencia de la muerte y resurección de Cristo, es en realidad la muerte del pecado y la resurreción de su pueblo que se encuentra con él, no solo metafóricamente después del exilio, sino físicamente cuando él venga a buscar a su pueblo en su Segunda Venida. Tanto Ezequiel 37:14 como Oseas 6:2 coinciden “Y viviréis", que buen verbo para ilustrar el destino del pueblo de Dios, simplificado en el mismo nombre del autor, Oseas=salvación.