viernes, 28 de octubre de 2011

miércoles, 26 de octubre de 2011

¿Cuánto de verdad tiene la enseñanza de que María fue concebida sin pecado?

En la foto aparecen varias culturas antiguas donde se muestra a la madre con el hijo. Estos cultos populares a las divinidades femeninas como Isis, madre de Horus; Cibeles, de Frigia y Artemisa o Diana de los efesios. Estas eran las diosas de la maternidad y la fertilidad, sin duda, esto influyó para que la iglesia católica interprete a la luz de la tradición y de algunos versículos bíblicos el hecho de que María era sin pecado.

El 8 de diciembre de 1854 se decretó esta Bula Ineffabilis Deus por el Papa Pío IX

"...declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles...".

Los textos bíblicos que más utilizan los católicos para afirmar su postura son estos

Génesis 3:15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. (RV60).

Lucas 1:28 “Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. (RV60)

Apocalipsis 12:1 Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. (RV60)

En el primer pasaje los católicos enseñan que aquí se menciona que la mujer es María y la simiente Cristo. Este es el Proto-evangelium como le llaman a este pasaje pues contiene la madre de Cristo. y en este versículo esta la promesa del redentor que viene en preservación perfecta de su Madre Virginal. Esta interpretación es falsa ya que en ningún momento hay una relación de la mujer con María. Estas son palabras de juicio contra Satanás y de la enemistad mortal del hombre con la serpiente que a su vez testifica del conflicto universal entre Dios y Satanás.

En el segundo pasaje los católicos enseñan que la traducción a la frase “muy favorecida” no corresponde como se traduce en español, sino que viene del griego “kecharitomene” que significa “abundancia de gracia” o sea “un estado sobrenatural del alma en la unión con Dios”. Ellos enseñan que aunque este texto no prueba la inmaculada concepción de María, ciertamente si lo sugiere. Esta enseñanza también es errónea porque este verbo es usado en Efesios 1:6 y se usa para referirse a la acción de Dios para con su pueblo, otras traducciones dicen “nos agrado”, “nos agració”. La concesión de gracia es algo que cualquier creyente en Cristo puede recibir. Jesús nunca usa hacia su madre palabras que la ensalzaran por el resto de los demás. En la cruz, uno de los últimos momentos en que se refirió a su madre fue simplemente “mujer” (Juan 19:26), expresión de respeto solamente.

Y el último texto, enseñan que la mujer es María que representa a la santidad de la iglesia. Ella, o sea María, es todo esplendor divino porque no hay mancha alguna de pecado y por tanto es el simbolismo más grandioso de la relación de Dios con su pueblo. Esta interpretación también es incorrecta ya que en todo el Antiguo y Nuevo Testamento la verdadera iglesia ha sido simbolizada por medio de la mujer (Isaías 54:5,6; Jeremías 6:2). También la iglesia falsa o apóstata ha sido comparada con una mujer adultera (2 Corintios 11:2). Aquí no hay jamás ninguna referencia a María, salvo la que como perteneciente al pueblo de Dios sea parte del símbolo.

Solo como un resumen, porque todo fundamento de la Iglesia Católica ha sido construido fundamentalmente por la tradición. El siglo II d. C comenzó a hacerse el paralelo entre Eva y María algo parecido a lo que Pablo sostuvo entre Cristo y Adán (Romanos 5:12-15). En el Concilio Cristiano de Efeso en el 431 d. C a María se le dio el título de “theotókos” que significa “la que da a luz a Dios” o “Madre de Dios”. En el Concilio Lateranense en el 649 d. C se proclamó la virginidad perpetua de María. A principio del siglo XIV d. C El franciscano Juan Duns Escoto, inspirado en algunos teólogos del siglo XII y por el mismo San Francisco (siglo XIII, devoto de la Inmaculada), brindó la clave para superar las objeciones contra la doctrina de la Inmaculada Concepción de María. El sostuvo que Cristo, el mediador perfecto, realizó precisamente en María el acto de mediación más excelso: Cristo la redimió preservándola del pecado original. Se trata una redención aún más admirable: No por liberación del pecado, sino por preservación del pecado. Escoto preparó el camino para la definición dogmática. Dicen que su inspiración le vino al pasar por frente de una estatua de la Virgen y decirle: "Dignare me laudare te: Virgo Sacrata" (Oh Virgen sacrosanta dadme las palabras propias para hablar biendeTi). ¿A Dios le convenía que su Madre naciera sin mancha del pecado original? - Sí, a Dios le convenía que su Madre naciera sin ninguna mancha. Esto es lo más honroso, para Él. A toda esto se suma que el año 1493 se añade a que María intercede y en el Concilio de Trento (1545 -1563) se agrega el rezo que en su parte final dice “Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros, los pecadores, “Ahora, y en la hora de nuestra muerte. Amén”. Y ya como vimos al principio en el año 1845 el Papa Pio IX la inmacula de todo pecado.

Bueno, para aquellos que respondieron a la encuesta, creo que le queda claro que esta doctrina católica no tiene sustento bíblico, es falsa, antibíblica, anticristiana y que es una de las más fuertes contribuciones de la fe católica al presente.

LA IGLESIA Y SUS CRÍTICOS

Alberto R. Timm, Ph.D.

Profesor de Teología Histórica en el Unasp – Campus Ingeniero Coelho

Directo del Centro de Investigación White – Brasil

Vivimos en los días finales de la historia humana, y Satanás está “con gran furor”, pues sabe que le queda poco tiempo (Apoc. 12:12). En su pelea final contra el pueblo remanente que guarda “los mandamientos de Dios” y tienen “el testimonio de Jesús” (Apoc. 12:17), el enemigo se vale de instrumentos humanos dentro del propio pueblo de Dios como sus más eficaces agentes (ver Mat. 13:24-30). Pretendiendo ser parte del pueblo de Dios y demostrando un celo superior para con la verdad, esos agentes consiguen gran éxito en infiltrar dentro de su propia iglesia el mismo espíritu belicoso que siempre caracterizo al “acusador de nuestros hermanos” (Apoc. 12:10).

Al mismo tiempo que Cristo nos amonesta a no juzgar las motivaciones interiores de las personas (Mat. 7:1), Él también nos estimula a evaluar las características personales de los profesos portavoces de la verdad, a fin de no ser engañados por ellos (Mat. 7:15-23). Elena de White en su libro La iglesia remanente, pp. 21-31, nos advierte contra los acusadores de la iglesia. Creo, por lo tanto, sería oportuno considerar más detenidamente el perfil de los críticos y sus estrategias, para no ser engañados por ellos y para evitar que nuestras congregaciones sean divididas por ellos.

Perfil de los críticos

Existen algunos críticos de la iglesia que llevan, por lo menos aparentemente, una vida normal y sin mayores problemas personales. Sería inadmisible, por lo tanto, atribuir el mismo perfil a todos los críticos. Pero muchos de ellos, que conocí personalmente o a través de informaciones biográficas obtenidas de otras personas, revelan por lo menos algunas de las siguientes características:

1. Desequilibrio emocional. Muchos críticos de la iglesia parecen afectados en mayor o menor grado por el así llamado Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). El comportamiento de ellos se caracteriza por un fuerte impulso obsesivo-compulsivo a la agresividad para con todos los que están en desacuerdo con ellos. Todos los que se le oponen son considerados enemigos para ser combatidos en nombre de Dios.

2. Frustraciones personales. Gran parte de los críticos son personas frustradas por no haber conseguido determinado cargo de liderazgo o cierto reconocimiento público, o aún por haber sido destituidos de una función destacada socialmente. No consiguiendo convivir con el “luto” por la pérdida, ellas acaban proyectando sobre otros su amargura personal.

3. Problemas morales y familiares. Algunos de los críticos más agresivos son personas emocionalmente desestructuradas por problemas morales o traumadas por la perdida del cónyuge, por su muerte o separación. Sin la estabilidad de una familia bien estructurada, la persona tiende a ejercer una influencia desestabilizadora sobre otros segmentos sociales, incluyendo la propia iglesia.

4. Dificultades financieras. Algunos de los críticos más amargados son personas que tuvieron estabilidad económica, pero acabaron desequilibrándose financieramente. En muchos casos la persona incurre en infidelidad en los diezmos y ofrendas. No son pocos los que llegan a desviar los fondos de la iglesia hacia sus intereses particulares alegando que hay corrupción en el uso de esos fondos por parte de la denominación.

5. Problemas de autoestima. Conozco personas que fueron maltratadas en la infancia o que acarrean alguna deficiencia física o emocional y que buscan incesantemente algo para superar su baja autoestima. No consiguiendo proyectarse positivamente en la comunidad ellas recurren a la crítica como una forma de superación. No siéndoles conseguida la oportunidad de predicar pasan a criticar a otros predicadores que usan el púlpito.

6. Egocentrismo. Prácticamente todos los críticos son personas egocéntricas, que se colocan así mismas y a sus ideas como un punto de referencia para la espiritualidad de los demás. Aquellos que concuerdan con ellos son tenidos como buenos cristianos; aquellos que están en desacuerdo son considerados como en estado de apostasía. Consideran sus propias ideas como las mejores, y sus juicios como los más acertados.

7. Individualismo e independencia. El egocentrismo de los críticos genera en ellos una postura individualista e independiente que termina por distanciarlos del pensamiento colectivo de la iglesia. Para ellos la libertad de pensamiento individual es mucho más importante que el consejo de los hermanos. Quien esta en desacuerdo con ellos es tenido generalmente como retrogrado o destituido del verdadero espíritu democrático.

8. Espíritu acusador. Los críticos normalmente no se contentan con discutir ideas y conceptos. Para conseguir su espacio, ellos necesitan acusar y rotular negativamente a otras personas influyentes. Con ese mecanismo de auto defensa ellos consiguen transferir sutilmente el foco de atención de sus propios problemas personales hacia los supuestos problemas de otros. En ese proceso recurren a falsedades, no siempre detectables por sus interlocutores.

9. Tendencia generalizadora. El ser humano ya posee una tendencia natural a la generalización, pero los críticos son maestros en esa área. El comportamiento indebido de un líder de la iglesia o de un pequeño grupo de lideres es atribuido como característico de toda la denominación. Consecuentemente los más de 13 millones de miembros de la iglesia alrededor del mundo son responsabilizados por el comportamiento de uno o más individuos (Ezeq. 18:20).

Las características anteriores son frecuentemente encontradas entre los críticos de la iglesia, y nos ayudan a entender mejor el perfil de ellos. Pero ellas por si solas no consiguen explicar como personas con tales características consiguen atraer para si un número significativo de discípulos. Por eso, es importante considerar también algunas estrategias que los críticos usan para diseminar sus ideas.

Estrategia de los críticos

Las estrategias usadas en el proceso de diseminación de las críticas pueden variar tanto como el propio perfil de los críticos, pero entre las más comunes se destacan las siguientes:

1. Demostración de profundo conocimiento de la Biblia y de los escritos de Elena G. de White. En una época en que gran parte de los miembros de la iglesia carece de un conocimiento más profundo de la Biblia y de los escritos de Elena de White, los críticos aparecen como poseedores exclusivos de ese conocimiento. Una vez reconocidos en la iglesia, ellos no se inhiben de enfatizar lo que les agrada en los escritos inspirados y simplemente descartar lo que no les interesa.

2. Manipulación psicosocial. Una de las formas más comunes de cautivar a los oyentes es a través de la técnica de recitar públicamente gran numero de textos bíblicos o citas de Elena de White, previamente memorizados. Recitando textos que nadie en el auditorio había memorizado, los críticos consiguen vender la idea de que ellos poseen un conocimiento superior a todos los demás, y que ese conocimiento debe ser aceptado como una nueva luz de origen divino.

3. Supuesta originalidad. Muchos críticos desconocen o tuercen las raíces históricas de sus ideas, para dar la impresión de que, finalmente, alguien honesto surgió para restaurar la verdad en su pureza bíblica y para revelar las falsedades de la denominación. De esta forma los oyentes menos esclarecidos no conseguirán identificar la pretendida “nueva luz” como no más que viejas distorsiones doctrinales con las cuales la iglesia ya tuvo que enfrentarse en el pasado.

4. Difamación del liderazgo de la iglesia. No consiguiendo la aprobación del liderazgo de la iglesia para sus teorías personales, los críticos pasan entonces a difamarlos en la tentativa de conseguir adeptos que confíen más en ellos que en los lideres de la denominación. El apóstol Pedro advirtió que en los últimos días surgirán personas atrevidas o arrogantes que menospreciarían “cualquier gobierno” y difamarían las “autoridades superiores” (2 Ped. 2:10)

5. Postura del “salvador de la patria”. Habiendo minado la confianza en el liderazgo de la iglesia, los críticos están en condiciones de ser reconocidos como los únicos poseedores de la verdad y los auténticos líderes del pueblo de Dios. De esta forma, ellos finalmente consiguen asumir una posición de liderazgo que jamás le sería confiada por la propia iglesia.

6. Síndrome de mártir. Cuando la iglesia decide aplicar la debida censura eclesiástica a esos críticos disidentes ellos acostumbran a hacerse las victimas del sistema eclesiástico, considerado por ellos algo tan intolerante como el que persiguió a Martín Lutero. Con esa comparación ellos consiguen más simpatizantes todavía, pues existe una tendencia natural de justicia en el ser humano, de defender instintivamente a las “víctimas” (los que están siendo censurados) y de juzgar a los “agresores” (los que aplican la censura).

7. Discurso autobiográfico. Una de las estrategias más usadas, consciente o inconscientemente, por los críticos es de proyectar sobre la iglesia y su liderazgo su propio perfil anticristiano y antiético. Por el principio del espejo ellos se ven reflejados en otros y pasan a acusarlos de aquello que ellos mismos son. Esto no pasa de una actitud de desesperación para consigo mismos que los lleva a proyectar sobre los otros sus propias frustraciones personales.

8. División en las iglesias. Por más atractivo y convincente que pueda parecer el discurso de alguien, permanecen las indagaciones: ¿Cuáles son los “frutos” de la obra de ese individuo (Mat. 7:20)? ¿Sus palabras fortalecen la fe, el amor y la unidad de los creyentes (Juan 17:21)? Pero lamentablemente, la obra de esos críticos han dejado siempre detrás de si un fuerte espíritu de contienda y una gran sensación de superioridad personal, completamente antagónicos a la religión de Cristo (ver Mat. 5:43-48).

Otras estrategias pueden ser usadas por los críticos, pero las arriba mencionadas están entre las más comunes. Como miembros del cuerpo de Cristo, no podemos permitir que tales estrategias nos aparten de “la fe que una vez fue confiada a los santos” (Jud. 3).

Consideraciones adicionales

Muchos de esos críticos hasta pueden ser sinceros en sus alegatos, pero su obra de difamación no fortalece la fe ni promueve la unidad de la iglesia. Elena de White amonesta que tales personas jamás entrarán en el reino de Dios: “Vi que algunos se están marchitando espiritualmente. Han vivido durante algún tiempo velando para mantener a sus hermanos en el camino recto, observando todo defecto para crearles dificultades. Y mientras hacían esto, su mente no se aferraba a Dios ni al cielo ni a la verdad, sino precisamente donde Satanás quiere que se aferre: a alguna otra persona. Los tales han descuidado sus almas; rara vez advierten sus propios defectos, porque han tenido bastante que hacer para observar los defectos ajenos. Ni siquiera analizan sus propias almas ni escudriñan su propio corazón. Les llama la atención el vestido de una persona, su sombrero o su delantal. Deben hablar a éste o aquél, y esto basta para ocuparlos durante semanas. Vi que toda la religión de algunas pobres almas consiste en observar las vestiduras y las acciones de los demás, y censurarlas. A menos que se reformen no habrá lugar para ellas en el cielo, porque hasta criticarían al Señor mismo.” – Elena G. de White, Joyas de los Testimonios, tomo 1, p. 44 y 45.

La iglesia siempre se enfrentó con críticos belicosos a lo largo de su historia, y el número de esos críticos se intensificará aún más a medida que nos aproximamos al fin. Pero para la iglesia permanece la gloriosa promesa de Isaías 54:17: “Toda arma forjada contra ti no prevalecerá; y tu condenarás toda lengua que se levante contra ti. Esta es la herencia de los siervos del Señor y la victoria proviene de mi, afirma el Señor.”

Fuente: Artículo publicado en la Revista Adventista (Brasil), abril del 2005, pp. 16 y 17. Traducido por Ramona Viera.