martes, 15 de abril de 2008

Cómo identificaremos el límite Por Aarón Menares, pastor del distrito de Iquique Oriente y Magíster en Teología. aaronmenares@adventistas.

Al escribir este artículo se desarrolla una de las manifestaciones escolares de mayor convocación registradas en Chile desde la década de los 70. La convulsión social ha conducido a cientos de miles de estudiantes a movilizaciones para no sólo buscar respuestas a movilización gratis o bien el no pago de la prueba de ingreso a la universidad (PSU). También ellos están buscando una reforma profunda al sistema educacional. Nuestra intensión no es hacer un juicio de las demandas de los estudiantes en Chile. Aludimos al problema para destacar que la demanda social ha llevado incluso a la paralización del país. La demanda estudiantil ha trasladado todos los intereses de la nación al problema en cuestión. Considerando esto podemos señalar que tenemos una cantidad de colegios adventistas, que han sido motivados a no solo paralizar sino que participar activamente en las así denominadas tomas[1], por lo que nuestros colegios han sido tomados por sus propios alumnos, sin dejar que nadie a menos que ellos lo autoricen puedan entrar. Nuestra filosofía Todo esto nos ha servido para analizar nuestra filosofía con respecto a las soluciones de las demandas sociales. Sin embargo ante la pregunta ¿por qué razón nuestros jóvenes adventistas decidieron tomarse los colegios?, nos viene a la mente muchas respuestas y razones, sin embargo quisiéramos encontrar una que no provenga de nuestro análisis circunstancial, filosófico o social. ¿Qué hay del ejemplo de Daniel, o José cuando enfrentaron incluso la muerte por su fe? ¿Dónde está el límite de mi rol de cristiano o adventista y mi rol de ciudadano? ¿Qué pasará cuando la convulsión social sea tan fuerte y tenga que decidir por mi vida o vivir por fe? ¿Cómo enfrentamos los cristianos los problemas sociales de esta envergadura? Los cristianos somos diferentes, no podemos ser igual que el mundo porque nos somos del mundo sino que estamos en él (Jn 17:16). Las instrucciones de nuestro Señor iban en este sentido. Somos distintos porque se ha efectuado una obra sobrenatural. El Espíritu Santo ha obrado poderosamente transformando el sentido de la vida. Hemos sido trasladados de este mundo oscuro a su luz admirable (1Pe 2:9). Los sindicatos En primer lugar vamos a señalar que un sindicato es una agrupación que busca defender los derechos de los trabajadores o la agrupación en cuestión. Visto con la óptica del mundo nos parece muy razonable su existencia. Elena de White, hace mención a los sindicatos para referirse a dos situaciones, que en ningún caso ella recomienda que los cristianos se identifiquen con ellos. En la primera situación ella señala el tiempo del fin, describiendo una sociedad quebrada y desordenada, una estructura social que carecerá de orientación, marcada por la anarquía. Su descripción del tiempo aquel es elocuente. Caos, desordenes, infracciones al orden público. Veamos algunas declaraciones sobre este asunto. “Los instrumentos satánicos desempeñan su parte en la estimulación de la concupiscencia de la carne, los deseos de los ojos, la manifestación de egoísmo, la extralimitación en el poder, la crueldad y la fuerza empleada para unir a los hombres en confederaciones y sindicatos, disponiéndolos en atados para el terrible fuego de los últimos días”[2] (Evangelismo , 24) Ella señala algunas motivaciones que dominan los actos concertados. En primer lugar habla de la concupiscencia de la carne y el egoísmo, éste último figura como la raíz del pecado, el egoísmo no mira por los demás sino exclusivamente por lo suyo. La segunda situación tiene que ver con la situación para los últimos días cuando será recomendado vivir fuera de las ciudades, el argumento es por los problemas generados por los sindicatos y las agrupaciones de este tipo, ella dice: “Durante años me ha sido dada luz especial acerca de nuestro deber de no centralizar nuestra obra en las ciudades. El ruido y bullicio que las llenan, las condiciones que en ellas crean los sindicatos y las huelgas, impedirán nuestra obra[3]” (Eventos de los Últimos Días, 98). “Los impíos están siendo atados en manojos, atados en consorcios comerciales, en sindicatos o uniones, en confederaciones. No tengamos nada que ver con esas organizaciones. Dios es nuestro Soberano, nuestro Gobernante, y nos llama a que salgamos del mundo y estemos separados. ‘Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor.’ (2Co 6:17)[4] En principio no estamos autorizados en participar activamente en acciones de este tipo. Ningún cristiano debería usar la fuerza para darse a comprender. En la Biblia hay ejemplos de vida tanto de hombres y mujeres que fueron sometidos a las injusticias más graves, como también hay ejemplos de movimientos sindicales. Movimientos sindicales en la Biblia Es en nuestros días donde se hace más difícil el concordar en algún tipo de opción o concepto, sin embargo nuestro punto de encuentro está exclusivamente en la Palabra de Dios. Nuestra sociedad permisiva no basa su ética de la misma manera. La ética de nuestra sociedad está basada en el hombre, en su experiencia, en la voluntad de la mayoría. La Biblia señala enfáticamente que nada que sale del hombre es bueno (Mt 15:19), sino por el contrario todo lo que sale del hombre está corrompido, porque nacemos en ese estado (Ro7:18), no tenemos en forma natural nada positivo por ofrecer, por lo tanto toda reflexión que provenga del hombre y su experiencia conduce al error. Dios oyó el clamor del pueblo y provocó la justicia, levantó a Moisés, como líder, como pastor para sacar y conducir con mano poderosa al pueblo hacia la tierra prometida donde serían no sólo libres sino que disfrutarían de una tierra fértil y llegarían a ser una nación grande y poderosa para testificar del amor de Dios. A pesar de tanta bondad y amor divino, hay por lo menos dos momentos en esa travesía en que desde el pueblo se levantan movimientos sindicales contra la administración, contra el líder y contra Dios mismo. Fue en la peña de Horeb, que el pueblo se desvió de los propósitos de Dios. La Biblia señala que allí tuvieron sed (Ex 17: 2). Esta situación provocó un alboroto de proporciones que los llevó intimar a Moisés y Aarón a que les proporcionaran agua, el verbo usado está en plural: Dadnos agua para beber exigiéndolo como una deuda. Altercaron con Moisés por haberlos sacado de Egipto, como si, en vez de liberarlos, los hubiese conducido al matadero. Llegaron incluso a proponerse apedrearlo (v.4) y la Biblia señala que tentaron a Dios (v.7). Este es un movimiento político que va directamente contra el pastor o el líder y que de acuerdo a lo que nos señala el relato ataca a Dios. Cada cierto tiempo en las iglesias hay individuos con deseos de reformarlo todo, personas que encuentran que todo está malo y promueven a otros estimulando a una movilización rebelde a la usanza de las grandes revueltas que han traído cambios sociales. Será bueno entonces recordar la forma en que Dios se manifestó en aquella ocasión. El pastor, Moisés, clamó a Jehová (Ex 17:4). Jehová le señaló que pasara delante del pueblo porque Él estaría junto a su persona: “Yo estaré contigo” (Ex 17:6). Dios está con su iglesia y con sus líderes, han sido puestos por voluntad suya, además ha establecido una adecuada organización que se espera pueda ser de aporte para el beneficio de todos. No son las revueltas las que definirán lo bueno o malo, no es lo que la mayoría cree lo correcto, sino que lo correcto es lo que la Biblia señala. No somos nosotros los llamados a dar solución a las situaciones porque Dios es quien lleva el control de todo en su iglesia. El otro momento y que es muy similar al relatado está en un lugar denominado Cades Barnea. Cades Barnea es el punto de fricción más importante en la travesía del pueblo de Israel. Era el límite entre su pasado y el futuro, la tierra prometida. Sin embargo el informe de los espías era adverso, la tierra era buena, ricos frutos, leche y miel, pero había gigantes que a su juicio los matarían. Sólo el informe de Josué y Caleb fue positivo, ellos reconocieron que era la tierra prometida, reconocieron que eran guiados por Dios y que habían llegado a su destino (Ex 13: 26-33) La reacción del pueblo no se hizo esperar. La desazón y el descontrol tomaron posesión de ellos. Primero hubo lamento y el pueblo lloró (Ex 14: 19), lloró sin razón y causa, fue un llanto desesperanzado porque no creyeron la Palabra de Jehová. Lo que vino fue reclamos, querellas y un movimiento sindical, una revolución, una revuelta, exigencias y contrariedades contra el pastor, el líder. Reclamaron contra Dios, argumentando que los había traído al desierto a morir (v.3), entonces señalaron buscar un capitán para regresar a Egipto (v.4). La actitud de Moisés y Aarón fue la correcta, se inclinaron a orar, a buscar la ayuda de Dios. En realidad cuando las fuerzas humanas se acaban y no hay ninguna salida la única opción es buscar auxilio de lo alto. El resultado final fue que Dios se deshizo de toda esa generación dejándolos morir en el desierto sin ver la tierra prometida, este pecado al que Pablo se refiere en Hebreos 4 de la incredulidad los hizo vagar por el desierto dando vueltas insulsas por cuarenta años (Ex 14:29). Cómo solucionar los problemas Como la iglesia es el conjunto de creyentes, eso hace que converjan una cantidad de puntos de vista que son el resultado de la cosmovisión de cada uno de ellos. Tal vez esto es lo que hace de la iglesia lo más complicado y a la vez lo más atractivo. Los que hemos aceptado a Jesús y hemos creído en un plan de salvación que incluye a esta iglesia, no podemos darnos el lujo de prestarnos como títeres de Satanás. Al tener una diversidad de opiniones cuesta llegar a algún tipo de acuerdo. Por lo tanto es necesario que el milagro de la conversión sea efectuado en cada uno de los creyentes. Pablo señala que la iglesia es como el cuerpo, y de la manera que los miembros se necesitan, dando importancia a cada uno de ellos (ojo, mano, pié, etc), los miembros de iglesia son necesarios los unos de los otros. Otro aspecto que debemos considerar es el liderazgo. Creemos que los líderes son puestos por Dios. La Biblia está llena de ejemplos en que Dios ha puesto a líderes específicos en momentos específicos. Creemos que en nuestra iglesia también es así. No porque el líder me guste o no me guste ya sea por una cuestión personal y subjetiva o por alguna situación más objetiva, no me convierte en un activista que pueda influir para provocar algún tipo de cambio administrativo. No se olvide que esta iglesia le pertenece a Jesús y Él no permitiría que un líder inadecuado y en el momento inadecuado se presente. Por otro lado nuestra actitud al respecto debería ser la del sometimiento a la voluntad de Dios. Él es quien se encarga de los tiempos y de los lugares. No nos toca a nosotros el definirlo, a menos que participemos de una comisión llamada para el asunto. Lo que deseamos dejar en claro es que movimientos de este tipo no corresponden ni a nuestra vocación eclesiástica ni a nuestra forma eclesiástica. Más allá de todo ejemplo debemos señalar que Satanás fue el primero en llevar a cabo una revuelta social para exigir sus derechos y podemos deducir que usa esta misma estrategia para traer conflictos. Ni nuestras iglesias ni nuestros colegios deberían involucrarse en este tipo de prácticas, lamentamos enormemente que hayamos quebrado una sana y santa posición frente a la sociedad. Jesús dejó la forma y manera para solucionar los problemas. En Mateo 18 está redactada elocuentemente la forma de dar solución a nuestros problemas de relación. En primer lugar señala que si existe un problema habría que hablar específicamente con la persona (Mt 18:15), tal vez es lo más difícil, normalmente no nos atrevemos a cruzar esta aventura bíblica por cobardía, es mucho más fácil motivar a otros contra la otra persona que puede ser el líder a enfrentarlo en el nombre de Jesús y presentarle respetuosamente la queja. En segundo lugar Jesús señala que si no oye habría que traer un testigo (Mt 18: 16). Personalmente no he tenido que traer testigos, cuando alcanzo la victoria en la primera etapa, Jesús da la victoria y normalmente el problema se cierra. La tercera etapa es la junta administrativa de la iglesia o en el caso del colegio la administración del mismo (Mt 18: 17). Si todos los conflictos que tenemos y que tendremos fuesen enfrentados de esta manera tendríamos mejores relaciones los unos con los otros. En el tiempo del fin Una de las reflexiones más fuertes que podemos señalar tiene que ver con el fin del tiempo. Elena de White, señala que la efervescencia social será tan fuerte que temo por muchos que se dejarán llevar por la gran ola que pretende arrasar con todo. Tenemos luz especial que nos orienta al respecto, seremos señalados como los causantes de todas las desgracias que estarán ocurriendo en el mundo. En nuestra sociedad permisiva pasaremos de ser un cobijo para las almas, a ser considerados como insensatos, con mente estrecha, incapaces de enfrentar las demandas del mundo presente. Todos incluyendo a nuestros jóvenes seremos sometidos a dificultades enormes. El límite tal vez no será identificable, porque a lo bueno llaman malo y a lo malo llaman bueno (Is 5:20). Como hijos de Dios debemos entender que no existe la independencia en el tema de la salvación. O somos completamente de Dios perteneciéndole total y absolutamente o no, y si no lo somos, en realidad pasamos a cruzar la otra orilla donde se encuentra Satanás y todos aquellos que han sido engañados. La misma ley dominical, vendrá como una buena idea para ayudar a la sociedad, a la familia, a los hijos. Amigos míos, el engaño será sublime, Satanás vestido de ángel de luz (2Cor 11:4) será un difícil argumento que obnubilará incluso si le es posible a los escogidos (Mt 24:24; Mc 13:22). Preparación a conciencia Me temo que la religión de este tiempo es una religión como lo señala la Biblia, tibia (Ap 3: 15), indiferente, sin compromiso. Una religión por encima, sin profundidad, tal vez utilizando el concepto de Enrique Rojas[5] una religión Light, liviana, sin compromiso. Este asunto del compromiso es lo que el enemigo no desea que busquemos. Un cristiano no comprometido es presa fácil, puede caer sin problemas, al verse sometido a la presión cae. Sin embargo el cristiano comprometido, tiene sus afectos no en este mundo sino en la eternidad. Su máxima aspiración es ir al cielo y conocer a Jesús. Ha pasado de esta vida de oscuridad a la vida eterna llena de luz y esperanza. Lo más probable es que no tengamos tiempo para buscar un encuentro personal con nuestro Señor. Lo más probable es que a los líderes no nos quede tiempo para hablar de estas cosas, sin embargo la salvación es personal y cada uno tiene la gran y enorme responsabilidad de buscar íntimamente la verdad. Es tiempo de regresar a la Escritura, de conocerla. No un conocimiento de saber encontrar un texto más rápido que otra persona, sino de entenderla, de analizarla, de buscar y saber oír la voz de Dios. Ha llegado el tiempo de re-leer el Espíritu de Profecía, este don fue dado exclusivamente para nosotros en este tiempo. Ha llegado el tiempo de identificarnos plenamente e incluso si es posible dar nuestra vida por lo que creemos. Los ejemplos de José y Daniel ante la situación vivida recobran una importancia enorme. No dudaron jamás que Dios estaría con ellos, en el caso de José no dice que pudo haber provocado una conciencia social extralimitada por lo que le había sucedido, sin embargo la Biblia nos señala que sus sueños se cumplieron 21 años después que fuese vendido como esclavo. Daniel y sus amigos no temieron la muerte por ser fieles a su Dios (Dn 3:17). Sabían que o bien Dios les salvaba en el momento como ocurrió o lo haría el día de la resurrección. [1] Las tomas fueron en la década de los setenta el caballito de batalla del movimiento de izquierda en Chile, de esa manera buscaban la reivindicación de los pobres contra los ricos. [2] Elena de White, Evangelismo, 24 [3] Ibid, Eventos de los últimos días,98 [4] Ibid, 119. [5] Enrique Rojas, El hormbre Lihg

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando Dios permite en el registro bíblico la narración de la experiencia de jóvenes que se opusieron espiritualmente a la opresión de los poderosos (Potifar, Nabucodonosor, etc.), quienes abusaron de la conciencia y el sudor del pueblo para su propio beneficio, nos muestra que Dios no es indiferente a la injusticia.
Por otro lado, debe distinguirse claramente el modo de solucionar los problemas dentro de la iglesia y entre hermanos (no llevar el problema ante tribunales humanos) y la visión solidaria y compasiva de Jesús que se manifestó abiertamente a favor de los oprimidos y menesterosos.
Fue Calvino, y no Cristo, quien aplaudió el éxito social como un símbolo de bendición espiritual.
Finalmente, la bendición divina descrita en el relato evangélico es asignada al que estuvo con los necesitados (no me refiero al que protesta, sino al que sufre), y los atendió sin importar si tenía "caballitos de batalla".