sábado, 20 de junio de 2015

¿COMO FUNCIONA LA ETICA DE DIOS? Un error de 1 hombre lo pagan 70 mil.


La ética se concibe como la reflexión del acto. Es primordialmente la teoría, la fundamentación de los principios y normas que constituyen la moral. Viéndose entonces a la moral como la praxis, el nivel práctico de la acción. La moral trata de responder a la pregunta ética ¿Qué debo hacer? Mientras la moral actúa en la conducta desde el exterior, la ética influye desde la misma conciencia y voluntad. Así opera en el nivel humano, ¿así funciona en el cerebro de Dios? Eso es difícil de saber, no solamente difícil, es imposible.

¿Podrá alguien sondear la mente de Dios? Pablo dijo ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá?, pero también continuó “mas nosotros tenemos la mente de Cristo” (1 Corintios 2.16). El sentido del texto considerando todo el contexto esta hablando que aquellos que son sometidos por el Espíritu Santo son capaces de discernir las verdades espirituales. En este sentido es que Pablo dice “tenemos la mente de Cristo”. No obstante, es imposible escudriñar el pensar y el accionar de Dios. Y uno de varios casos difíciles de precisar es lo que ocurre en 2 Samuel 24 con el censo de David donde mueren por este pecado 70 mil personas.

Esta historia esta también mencionada en 1º Crónicas 21. Una sencilla conexión lingüística con Job 2:1y Zacarías 3:1 define a Satanás como el acusador, oponente e instigador hacia lo malo. Cuando en 2º Samuel 24:1 dice que “Volvió a encenderse la ira de Jehová contra Israel, en incitó a David contra ellos a que dijese: Vé, haz un censo de Israel y Judá” es una forma de explicar que “Dios permitió que Satanás incitará a David a censar”. Es parecido a lo sucedido en Números 21: 6 cuando menciona que “Dios envió entre el serpiente ardientes que mordían al pueblo, y murió mucho pueblo de Israel”. En este caso el verbo “enviar” del hebreo “shalaj” se puede traducir como “dejar” (En Deuteronomio 22:7 el mismo verbo shalaj se traduce como “dejarás ir”). Dios no envió las serpientes, Dios permitió que estas entraran al campamento, y esto fue posible cuando Dios “dejo ir” su protección.

Dios en su ira santa no interviene para proteger a David ni a su pueblo y deja que Satanás actúe. David demora cerca de 9 meses en este proceso castrense. Y este aumento del ejército iba a colocar la confianza no en Dios, sino en el poderío militar. Realizar este ejercicio demostraba el orgullo, grandeza y ambición del rey. Dios castiga la impiedad y da al rey tres soluciones, David inteligentemente escoge “caer en manos de Dios y no del hombre” “Así Jehová envió una peste en Israel, y murieron de Israel setenta mil hombres”. El verbo usado acá para “envió” es “natán” que tiene una raíz primaria de “dar” y en el versículo siguiente, el 15 “Y envió Jehová el ángel a Jerusalén para destruirla” se utiliza “shalaj”. La desobediencia trae muerte y David en el versículo 17 hace un mea culpa “¿No soy yo el que hizo contar el pueblo? Yo mismo soy el que pequé, y ciertamente he hecho mal; pero estas ovejas, ¿qué han hecho?

Y ahora estamos tratando de entender la ética de Dios, la reflexión de su conciencia ante una desafortunada acción. Dios no iba a dejar pasar por alto esta transgresión. Y su praxis es la de aniquilar a “otros” y no a “aquel” que desde el primer momento asumió la culpabilidad ¿por qué? ¿por qué pagan justos por pecadores? En 2º Samuel 24:10 y en 1º Crónicas 21:8 David reconoce “He pecado gravemente”, el adverbio hebreo gravemente “meod” señala algo “vehementemente rápido” con el sentido de “gravísimo”.

Aquí se pueden sacar varias respuestas, pero la más importante desde mi punto personal es que en cada pensamiento y praxis de Dios, siempre hay un doble foco con la persona de su Hijo. David fue el culpable, pero pagaron otros. El hombre fue el culpable del pecado, pero pagó otro, ¿quién? el Hijo de Dios. En el mismo lugar donde se detuvo el ángel, Abrahán muchos años atrás “sacrificó” a su hijo Isaac, el Monte Moriah. Mismo lugar donde Salomón construiría el Templo. Templo donde moraba la presencia de Dios.

Elena White comentando este pasaje dice que el pueblo había participado de los mismos pecados que motivaron la acción de David. Y que así como el pecado de Absalón trajo castigos sobre David, por medio del error de David, castigó los pecados de Israel (PP, pp. 810,811). Y esta es la tendencia desde que el pecado existe sobre la tierra, “muchas veces unos pagan por el error de otros, y aparentemente no pasa nada”. Adán y Eva pecaron y un inocente cordero tuvo que ser muerto para cubrir su desnudez. Caín pecó y Abel el justo pagó su obediencia con su muerte. José paga con cárcel su adherencia a la honradez y principios. Moisés conductor hacia la tierra prometida no puede entrar a ella. Urías obtiene la muerte por su lealtad. Daniel es lanzado a los leones por su fidelidad. Esteban es apedreado por su obediencia y la mayoría de los apóstoles pasaron por la muerte porque ellos entendían que si “eran atribulados era para su consolación y salvación” (2º Corintios 1.6).

Toda la retribución de miseria, dolor y muerte en un justo por una falta que no cometió es una figura mínima para entender el gran precio de la salvación. “Al que no conoció pecado, lo hizo pecado por nosotros” (2º Corintios 5.21). Hoy día, en un contexto de “libertad religiosa” mueren cristianos, algunos han sido quemados vivos, degollados; otros son encarcelados, ridiculizados, con privaciones, abandonados, expropiados sin que se haga justicia, y sobre los responsables no caen sentencias viviendo impunemente. E inclusive muertes y persecuciones vividas dentro de la misma fe e iglesia, pagando unos las negligencias y apatías de otros por pensar y actuar diferente, tal como hemos visto en el pecado de David trayendo aniquilamiento de parte de Dios en otros aparentemente “inocentes”. Que tal vez no te toque hoy a ti ni a mí, no significa que no tenga o pueda pasar, porque todo aquel que aceptó el evangelio tendrá que ser responsable de su fe adentro y fuera de la iglesia.

La moral de Dios no esta manchada ni influenciada por los rasgos del pecado. Dios se mueve libremente y actúa de acuerdo a sus propósitos, inescrutables, “ilógicos” ya sea en relación a sus hijos que le buscan y aman, como aquellos que viven sin la más mínima caridad. Su sol se pone sobre buenos y malos y hacer llover sobre ellos en igual manera. Nosotros como cristianos no estamos acá en la tierra para entender el accionar de Dios, porque para algunos sus propósitos siempre serán impositivos, coercitivos y punitivos. Somos entes morales que buscamos vivir de acuerdo a las verdades de su Palabra, aún si no la comprendes.

No hay comentarios: