jueves, 11 de marzo de 2010
EL CONCEPTO REMANENTE EN EL NUEVO TESTAMENTO, PARTE I
por
Pr. Pablo Millanao
Febrero de 2010
Introducción
El concepto “remanente” está bien desarrollado teológicamente en el AT1. Los
profetas usaban con frecuencia este término para referirse a lo que quedaba del pueblo
después de una catástrofe o al grupo de fieles preservados por gracia en medio de una
apostasía generalizada. Los sustantivos más usados son cuatro (s¥}r, ytr, pltOO, y sérd)2,
expresando en su conjunto la idea de resto, sobrante, librado o supervivientes. Estos
podían tener una connotación negativa, donde ni el resto sobreviviría eventualmente; o
positiva, en donde habría descendencia y futuro3.
En el caso del NT, no hay un uso exhaustivo de palabras técnicas como en el AT.
Algunos abogan que la noción de remanente está implícita en los Evangelios con fuertes
asociaciones al AT, pero sin un término griego que la caracterice4. Existen, sin embargo,
referencias significativas en Rom 9-11, donde se usan los términos uJpo/leimma (9:27) y
leivmma (11:5). Otro término, loipo/ß, se usa en reiteradas ocasiones en Apocalipsis,
describiendo ciertos grupos de personas a lo largo del desarrollo profético-narrativo.
1 Carmelo Martines, “El Concepto De Remanente En La Iglesia Adventista Del Séptimo Día:
Razones Subyacentes En el Debate Contemporáneo.” Universidad Adventista del Plata, 2002;
Gerhard Hasel, The Remnant: The History and Theology of the Remnant Idea from Genesis to
Isaiah. Vol. 5 Andrews University Monographs (Berrien Springs: Andrews University Press,
1972).
2 Lester V. Meyer, “Remnant”, Anchor Bible Dictionary, 6 vols. (New York: Doubleday, 1992),
5:669-70
3 Carmelo Martines, op. cit., 20-28.
4 Kenneth Mulzac, “Remnant”, Dictionary of the Bible (Grand Rapids: Eerdmans Publishing
Company, 2000), 1118; Ben F. Meyer, “Jesus and the remnant of Israel”, Journal of Biblical
Literature 84, no. 2 (1965), 129.
3
También está kata¿loipoß, que es un derivativo de loipo/ß. Ambas ocurren otras veces
en el NT, pero en contextos triviales carentes de significado teológico específico.1
Considero que un abordaje temático no se contrapone a un desarrollo basado en
terminología técnica. Mi objetivo, por tanto, es explorar una propuesta del concepto
“remanente” en el NT, considerando su carácter más bien implícito, asociándolo con el uso
de los términos ya enunciados. Avanzaré de manera correlativa por el NT, terminando con
el Apocalipsis de Juan.
La noción del remanente en los Evangelios y Hechos
Un buen punto de partida es el nacimiento de Jesús. Él queda como remanente en
el contexto de la matanza de los niños por orden de Herodes (Mt 2)2. Sus padres huyen a
Egipto, regresando para cumplir las palabras del profeta Oseas (Os 11:1; Mt 2:15). Así,
Jesús es quién actualiza y completa lo que Dios había previsto para su pueblo3. Se cumple
así no solo en su venida, sino en todo su ministerio, incluyendo la tentación en el desierto
1 La carencia de terminología específica se considera como un problema para algunos. Les lleva a
interpretar que la formulación de una teología del remanente por vías temáticas es forzada o
subyugada a la agenda eclesiológica de quien la propone. Esto llevaría a una definición amplia y
ambígua de “remanente” o la exageración de su importancia en el NT. Ver James W. Watts, “The
remnant theme : a survey of New Testament research, 1921-1987.” Perspectives in Religious
Studies 15, no. 2 (1988).
2 Algunos autores usan Mateo como punto de partida para el establecimiento del remanente en el
NT. Me guiaré por algunos de los pasajes que ellos observan como significativos. Ver Carmelo
Martines, “Doctrina y Teología del Remanente - Parte II” DavarLogos 6, no. 2 (2007): 110
3 Tracy Howard, “The use of Hosea 11:1 in Matthew 2:15: An alternative solution” Bibliotheca
Sacra 143, no. 572 (1986), 322.
4
(Mt 4; Mr 1:12, 13; Luc 4) hasta la semana de la pasión (Luc 9:311): todo sería su éxodo
personal.
La predicación de Juan el Bautista también aporta elementos significativos. De la
multitud que venía a escucharlo saldrían quienes vivirían en armonía con los estándares del
nuevo pueblo de Dios centrado en el Mesías. En Mateo 3, su discurso quiebra con la
prioridad étnica para ser “pueblo de Dios” y apunta a máximas morales, sin las cuales ser
excluido del pueblo era inevitable (Mat 3:8-10). El pueblo preparando por intermedio de
Juan es congregado en torno al Mesías y su moralidad característica: Jesús es más digno y
poderoso que Juan, discerniendo entre la paja y el trigo sin error (Mt 3:11, 12). Jesús
realizaría esta obra desde la misma plataforma que el pueblo al cual congrega: la sumisión
plena a la voluntad de su Padre por medio del bautismo (v. 13)2.
Jesucristo caracterizó a su pueblo por medio de comparaciones. Mat 5:13 presenta
la sal como una analogía de su pueblo en contraste con el mundo. La proporción con que
se usa la sal, haciéndola valiosa e indispensable, era proporcional al grupo de discípulos
que hasta ahí le seguían; no eran muchos. Sin embargo, Jesús no enfatiza el factor
numérico, sino, la cualidad de la sal: que sea capaz de salar. Si pierde esa facultad, ¿cómo
la recuperará?3 La cualidad del pueblo congregado por Cristo es importantísimo para él; es
un remanente que se distingue positivamente del mundo, a favor del mundo.
1 Se usa el término e¶xodoß para la partida de Jesús hacia Jerusalén en la que sería la última semana
antes de su muerte.
2 Jesús nuevamente actualiza la experiencia imperfecta del pueblo en su vida perfecta. En esta
caso, su bautismo lo guía al desierto, tal como el cruce del mar rojo guío al pueblo hacia el desierto
y el peregrinaje. Ver Don Garlington, “Jesus, the Unique son of God: Tested and faithful”
Bibliotheca Sacra 151, n. 603 (1994), 287.
3 La NVI traduce: “Pero si la sal se vuelve insípida, ¿cómo recobrará su sabor?”, expresando de
manera dinámica el sentir griego. El verbo aJli÷zw está en voz pasiva, por lo que “será salada” en la
RV60 también es correcto.
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