sábado, 26 de septiembre de 2009

El Dinero y la Fe


Hice una pregunta en una iglesia cuando me tocaba predicar ¿A cuántos de los presentes les gusta el dinero? Varias manos se levantaron, pero percibí un bajo comentario "el problema no es el dinero, sino el amor al dinero". Creo que ahi esta el detalle, como decia Cantinflas. La complejidad no esta en el dinero, sino en como lo deseemos y usamos. A nadie le gustaria no tener dinero, porque todos necesitamos tener dinero, Hubo un tiempo cuando los salarios se pagaban con fichas que servía para cambiarlo por productos necesarios. Pero eso fue en el pasado, hoy se utiliza el dinero para todo,  (en su defecto, tarjetas de credito, cheques, acciones, etc.) las personas estudian más y obtienen sendos titulos porque aspiran ganar más. Proyectamos a los hijos para buenas carreras porque ganarían más y se sentirían más realizados.

En las iglesias incentivamos las ofrendas generosas porque éstas son importantes para mejorar las condiciones de la iglesia y también para la ayuda de personas a través de proyectos en todas partes del mundo. No las incentivamos como un compromiso entre Dios y nosotros, porque ese no es el verdadero espiritu del dador alegre. El verdadero creyente da sin recibir nada a cambio. Porque si damos solamente para recibir, lo más posible es que no recibamos. Con Dios el negocio no es "yo doy y tu me das", con Dios el negocio es "yo doy porque tu me das". O sea, todo es de Dios, damos de lo que Dios nos da, amamos porque el nos amó primero, ese es el principio correcto.

Cristo, mientras viajaba, también llevaba consigo dinero, este era guardado en una bolsa y resguardado por el tesorero del grupo, Judas. Lo complejo de esto es lo que produce el amor al dinero, aspecto que se manifestó en Judas, la codicia. El deseo de ser superior a los demas y tener más que los demas. Seneca dijo "no es pobre el que tiene poco, sino el que mucho desea".

De las personas que acudieron a Jesús, sin duda alguna, el joven rico sobresale notablemente. Cuando se produjo el diálogo con Jesús, éste le citó los mandamientos que tienen que ver abiertamente con las personas. En último lugar, el Señor dejó el 5º que tiene que ver con el honrar a los padres. ¿Por qué citó este  de último cuando es el primero de los cinco? Es una pregunta que viene a colación. ¿Habrá algún propósito detrás de aquellas palabras? Creo que Jesús no da puntadas sin hilo y lo más probable es que haya estado aludiendo a la famosa Ley de Corban que por aquellos días a más de una familia dejaba en la pobreza absoluta.

En vida la persona que había ofrecido a Dios sus recursos podía vivir de ello, pero una vez muerto, todos sus recursos quedaban para el templo, no dejando absolutamente nada ni siquiera para los padres. La palabra Corban significa "una ofrenda" a Dios. Un poco más literal, la expresión significaba "lo que se trae cerca". Asi los judíos que se adherían a ella, se liberaban de la obligación de atender a los padres. Cristo en su tiempo protestó contra el uso indebido de esta ley que anulaba el principio del 5º mandamiento. En Mateo capitulo 15 y versos 3-8 Cristo dijo "Respondiendo él, les dijo: ¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición? 4 Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente. 5 Pero vosotros decís: Cualquiera que diga a su padre o a su madre: Es mi ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte, 6 ya no ha de honrar a su padre o a su madre. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición. 7 Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: 8 Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí.

Dada la ubicación del mandamiento, suponemos que lo más probable es que este hombre haya usado el espíritu de esta ley para no dar nada a nadie de su familia, una vez muerto. Cristo lo hace reflexionar, pero con amor sincero y franco le dice "una cosa te falta". Afligido el por estas palabras se fue triste" (Marcos 10:22). Su problema era el amor al dinero, tenía mucho y no quería perder nada. No quería compartir su riqueza. Ese es el problema del corazón humano, ¡su egoísmo! Muchas personas ricas y poderosas de la tierra invierten grandes sumas de dineros en donaciones para centros hospitalarios o filantrópicos, algunos lo hacen solo como inversión, tal como sostuve adelante, de manera que su fama se extiende sobre el planeta como follaje sobre los árboles, eso es lo que hay detrás. Recuerdo una entrevista a Michael Jackson sobre su relación con niños que no eran de la familia y que con ellos se acostaba en la cama, no para tener sexo, sino para compartir, según afirmaba él. Cuando el periodista le recalcaba que si eso de acostarse en la cama con niños que no son de la familia era normal, "porque nadie normal hace eso" refutaba el periodista. Jackson se desquitaba de la pregunta insidiosa argumentando de todas sus atentenciones y donaciones a centros medicos donde atendían a niños con problemas diversos. Sin duda que se podía recoger un cierto aire de suficiencia y tranquilidad por haber entregado muchos recursos para obras beneficas, y esas atenciones eran como suficiente para exonerarlo de las acusaciones. No se cual fue la intención del artista al entregar grandes sumas de dinero. Lo cierto es que muchos entregan enormes riquezas, solo para acrecentar la fama y el honor haciendose de un nombre casi tan sagrado como el de Jesucristo.

Este joven, lo triste es que ni siquiera Jesús lo pudo convencer de hacer lo contrario a lo que dictaba su corazón, porque asi como dice el texto "donde esta vuestro tesoro, alli estará también vuestro corazón"(Mateo 6:21). Las riquezas son importantes mientras estemos en esta tierra, todos necesitamos de ellas, el estado, las escuelas, las fabricas, las iglesias, todos. El afan de amarrarnos a ellas es lo perjudicial y dañino y perecedor. Cuando vino el sitio a Jerusalen, que según el historiador Josefo fue terrible, al punto que muchos iban a las cloacas a buscar estiercol para comer, muchas personas ricas y pudientas de Jerusalén fueron destruidas con todo su dinero. Tal vez ese joven ya adulto haya perecido alli también. Perdió una gran oportunidad única de salvación, lo destruyó lo que más amó, su dinero. Ojalá que eso no pase con aquellos que leen este artículo o con ninguno que se acerca a Dios con corazón sincero y deseoso de hacer su voluntad!

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