jueves, 15 de mayo de 2008

¿Es correcta la expresión, “debemos hacer la obra del Señor para así apresurar su venida”?


Esta es la típica frase pronunciada entre el pueblo que sigue a Cristo, dicha (en el cual me incluyo) consiente o inconscientemente en múltiples formas para “incentivar” en la iglesia la obra misionera, despertar del letargo espiritual y concientizar sobre la inminente venida de Cristo. ¿Es correcto pronunciarla, cuando en cualquiera de sus formas, se conversa, estudia o predica? ¿Tendrá en la Biblia sustento? ¿Elena White dirá algo al respecto?

Desde que era pequeño, en las iglesias donde me tocó participar (fueron muchas ya que mi padre es pastor y todavía es de los pastores que es bastante trasladado) escuchaba la manoseada y polémica frase. Más tarde estudiando teología, escuchaba entre los alumnos y profesores este debate, así que por mucho tiempo he querido analizar este “asunto” para tener por lo menos , una respuesta más satisfactoria en lo personal hablando y que sirva también para todos aquellos que hacen “clik” en este blog.

(Quisiera hacer este paréntesis. Los trabajos para este blog, por la configuración permitida y por ser un vehículo más ligero de información, me he permitido no ahondar en lo “tan minucioso”, pero si dejar por lo menos ideas generales de cada tema tratado, reconociendo que tú, amigo que me acompañas, en la lectura, puedas tener una comprensión mayor de lo expuesto, lo cual agradecería grandemente con vuestro comentario. Ahora te invito a que podamos tratar juntos esta frase, que cuyos ecos siguen retumbando en nuestras conciencias y en las paredes de las iglesias).


La Biblia enseña que el verdadero dueño, administrador y distribuidor del tiempo no es el ser humano (aunque por supuesto, tenemos responsabilidad en el uso del tiempo), sino Dios (Génesis 21:2). El sabio Salomón dijo “todo tiene su tiempo debajo del sol” (tiempo permitido por Dios) (Eclesiastés 3:1). En Gálatas 4:4 se dice “Mas venido el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo . . .” Cristo, en una alocución de su venida, en unas tres veces mencionó que “el día ni la hora lo saben ni aún los ángeles del cielo, sino solo su Padre” (en una de ellas, especialmente en Marcos 13: 32 agregó, “ni el hijo”, (una forma para resaltar la humanidad de Cristo que es limitada en el conocimiento, demostrando su igualdad al hombre en el uso de las capacidades)).

Al no tener una fecha de venida, pero si acontecimientos que van marcando temporalmente su cercanía, ¿puede alguien entonces decir, que podemos “apresurar” la venida si hacemos la obra que nos corresponde hacer? Claramente son dos cosas muy diferentes, el poner fecha, a decir “se puede apresurar su venida”. Sin embargo, en ambas, solo Cristo es soberano y determinante. Sería importante, analizar la palabra “apresurar” en el contexto del Antiguo y Nuevo Testamento.

La palabra “apresurar” es encontrada en más de 80 ocasiones en la Escrituras. Los términos originales que corresponden son “mahar” (hebreo) y “speudo” (griego). Ambos denotan “prisa”, “habilidad”, “celo”, “prontitud”, “dedicación”, “esfuerzo”, etc. En la cultura helénica, tenía una forma transitiva, “tener prisa para algo que viene adelante. Filón, renombrado filósofo judío, interpretaba el término como “algo que moralmente debe hacerse con prontitud”, era “dar un empujón ético”. Josefo, historiador judío veía más en el vocablo a parte de la “prisa”, la piedad y el gusto por hacer algo. Teólogos de la iglesia en el segundo siglo d. C veían también este término como “un sentido de preocupación sobre el conocimiento o conducta del derecho ( Hermas Visiones 3.1.2 o Ignatius Polycarp 3.2). Kittel, Gerhard,; Friedrich, Gerhard,; Bromiley, Geoffrey William,: El Diccionario teológico del Nuevo Testamento. Los granes Rápidos, Mich. : W.B. Eerdmans, 1995, el c1985, S. 1069

De las más de 80 veces que aparece el término, en dos ocasiones tiene una relación muy cercana con el día del Señor. La primera en el libro de Sofonías, capitulo 1 y verso18 dice, “Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día de la ira de Jehová, pues toda la tierra será consumida con el fuego de su celo; porque ciertamente destrucción apresurada hará de todos los habitantes de la tierra.” Claramente en este texto, Sofonías hace referencia al castigo que viene sobre Judá tras la invasión babilónica. Pero aquí están mezcladas la profecía local con la escatológica, el presente que va a vivir el pueblo es, en la línea horizontal e histórica del tiempo, una sombra de lo que será el “Día grande de Jehová” (vers. 14), cuando los juicios de Dios caigan sobre el pueblo impenitente poco antes del segundo advenimiento de Cristo. Por lo visto, la expresión “apresurada” en este caso, no tiene nada que ver con la proclamación del mensaje, sino con la “destrucción que se avecina”.

El segundo ejemplo corresponde al libro de 2ª de Pedro, capítulo 3 y verso 11 y 12 “Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡como no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios…”. Indudablemente, este ejemplo es lo más cercano que podamos tener en referencia al tema propuesto. Aquí se ve un "deseo ferviente de que venga el día del Señor", es algo que se espera con ansía y prontitud, pero, ¿muestra que ese deseo ferviente de que venga el día, acelere dicho día?.

Analizar la gramática, nos puede otorgar un poco más de luz. El vocablo “apresurándoos” como ya vimos, viene del griego “speudo”, aquí aparece como participio, que toma del verbo el tiempo (presente) y la voz (activa), y del sustantivo el caso (acusativo) el género (masculino) y el número (plural). Están mezclados la acción y el nombre, la acción en este caso es continuada o durativa en relación al verbo principal de la oración “dei” (deba). El verbo es modificado por el participio, o sea, “el deber del cristiano es “esperar” y “acelerar” la venida de Cristo “andando en santa y piadosa manera de vivir” (vers. 11). Por eso, este participio tiene un sentido transitivo ya que permite vislumbrar el alcance del verbo “deba”. La mejor manera de apresurar, acelerar y procurar la venida de Cristo, ¡es viviendo! Que habla más alto que lo que se dice. Solo manifestando ésta vivencia santa, el creyente puede dedicar todas sus energías en proclamar el evangelio, y en su corazón acelerar la tan anhelada venida, porque ya se está viviendo en esa perspectiva espiritual. Por ningún motivo se está hablando de un concepto de “cantidad/tiempo”, sino de calidad/vivencia.

Elena White, que escribió muchas citas al respecto, realzó esta idea, he aquí algunas de sus declaraciones.

Por mucho tiempo hemos estado mirando y esperando la venida del Señor; pero, ¿estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance para apresurar su regreso? Review and Herald, 16 de mayo de 1893. 179

Cristo nos dice cuándo será introducido el día de su reino. No nos dice que todo el mundo será convertido, sino que "será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin" (Mat. 24: 14).


"Al dar el Evangelio al mundo, tenemos la posibilidad de apresurar la venida del día de Dios. Si la iglesia de Cristo hubiera llevado a cabo la obra señalada tal como el Señor lo mandó, todo el mundo ya hubiera sido amonestado y el Señor Jesús hubiera venido a la tierra en poder y gran gloria”. Review and Herald 13-11-1913.


“Jesús dijo, sin embargo, que antes de aquella venida "será predicado este Evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones". Su reino no vendrá hasta que las buenas nuevas de su gracia se hayan proclamado a toda la tierra. De ahí que, al entregarnos a Dios y ganar a otras almas para él, apresuramos la venida de su reino. Pero antes de esa venida Jesús dijo que "será predicado este Evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones". Su reino no vendrá hasta que las buenas nuevas de su gracia hayan sido llevadas a toda la tierra” (Review and Herald, 14 de noviembre, 1912)


"Largo tiempo ha esperado Dios que el espíritu de servicio se posesionara de la iglesia entera, de suerte que cada miembro trabajase por él según su capacidad. Cuando los miembros de la iglesia efectúen su labor señalada en los campos menesterosos de su país y del extranjero, en cumplimiento de la comisión evangélica, pronto será amonestado el mundo entero, y el Señor Jesús volverá a la tierra con poder y grande gloria. 'Y será predicado este Evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio a todos los gentiles; y entonces vendrá el fin' (Mat. 24: 14)."-Hechos de los Apóstoles, p. 81


“Dios "ha establecido un día en el cual juzgará al mundo" (Hech. 17: 31). Cristo nos dice cuándo ha de iniciarse ese día. No afirma que todo el mundo se convertirá, sino que "será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin". Mediante la proclamación del Evangelio al mundo, está a nuestro alcance apresurar la venida de nuestro Señor. No sólo hemos de esperar la venida del día de Dios, sino apresurarla. (2 Ped. 3: 12. ) Si la iglesia de Cristo hubiese hecho su obra como el Señor le ordenaba, todo el mundo habría sido ya amonestado, y el Señor Jesús habría venido a nuestra tierra con poder y grande gloria”. Deseado de Todas las Gentes 587,588


“Mediante la proclamación del Evangelio al mundo, está a nuestro alcance apresurar la venida de nuestro Señor” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 572, Año 1898).
“Es privilegio de todo cristiano, no solamente esperar, sino apresurar la venida de nuestro Señor Jesucristo. Si todos los que profesan su nombre estuvieran llevando frutos para su gloria, cuán rápidamente todo el mundo sería sembrado con la simiente del Evangelio. Pronto la última cosecha sería levantada, y Cristo vendría para reunir el precioso grano” (Testimonies, tomo 8, págs. 22, 23. Año 1904).


[La venida del Señor] no demorará más que el tiempo que tome la tarea de presentar el mensaje a toda nación, lengua y pueblo. (Review and Herald, 18 de junio, 1901).
“Los que piensan en el resultado de apresurar o impedir la proclamación del Evangelio, lo hacen con relación a sí mismos y al mundo; pocos lo hacen con relación a Dios”. LA EDUCACION 263


“Tenemos sólo un breve tiempo para apresurar la guerra; entonces vendrá Cristo, y esta escena de rebelión terminará. Entonces ya habremos realizado Vuestros últimos esfuerzos para trabajar junto con Cristo en el avance de su reino”. (Review and Herald 25 de octubre de 1881.)


CITA DEL COMENTARIO BIBLICO ADVENTISTA, T. 4, p, 645, 646


Es verdad que Cristo no ha venido tan pronto como, al principio, lo esperó su pueblo remanente, basándose en la profecía cumplida. Repetidas veces se ha afirmado que Cristo podría haber venido antes (DTG 587-588; CS 511; 3JT 72; 8T 115-116; 3JT 297). La razón de la demora se explica en las siguientes palabras: "La larga noche de tinieblas es penosa, pero la mañana es postergada por misericordia, porque si el Señor viniera, muchos serían hallados desapercibidos. El deseo de Dios de que su pueblo no perezca ha sido la razón de tan larga demora" (Ev 503). Esto armoniza con lo que el apóstol afirma en 2 Ped. 3: 9. El mismo autor añade que es deber del cristiano apresurar la venida de Jesús (vers. 12). El comentario inspirado respecto de este asunto dice así: "Es privilegio de todo cristiano no sólo esperar sino apresurar la venida de nuestro Señor Jesucristo" (3JT 212).


Algún día llegará el momento cuando el tiempo ya no se prolongará más. "[La venida del Señor] no demorará más que el tiempo que tome la tarea de presentar el mensaje a toda nación, lengua y pueblo" (Ev 505). Cuando Dios crea que ha llegado el momento apropiado, hará que sucedan acontecimientos que precipitarán el fin "más pronto de lo que los hombres esperan" (CS 689).


Sin embargo, no puede saberse el tiempo preciso de su venida. Tampoco deberían los hombres conjeturar en cuanto al momento exacto en que ocurrirá. Las siguientes palabras representan un excelente consejo: "No podréis decir que habrá de venir dentro de un año, o de dos, o de cinco; tampoco habréis de postergar su venida afirmando que posiblemente transcurran aún diez o veinte años. El pueblo de Dios tiene el deber de que sus lámparas estén preparadas y ardiendo, de ser como quienes aguardan al novio cuando éste vuelva de las bodas" (EGW RH 22-3-1892).


Como conclusión final, podemos concretar que todo el argumento bíblico expuesto más las citas de Elena White, hace evidente que la pregunta inicial ¿Es correcta la expresión, “debemos hacer la obra del Señor para así apresurar su venida”? se pueda contestar como “SI”, lo único que quedará será agregar; “Hermano/a”, ¿Puede explicar Usted que quiere decir, cuando dice tal afirmación?, depende de la respuesta, se podrá asentir o decir, “¿Le parece escuchar una segunda opinión?.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

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gpe dijo...

gracias por el tiempo dedicado en la elaboración de este material, creo personalmente que Dios tiene sus tiempos, debemos anhelar su venida, y principalmente permitir su primera venida a nuestros corazones y tener en nosotros ese mismo sentir que hubo en Cristo Jesús el deseo ferviente de colaborar con el en la salvación de muchos.
me interesa mas material al respecto, como por ejemplo los tiempos y circunstancias en que fueron dados estos mensajes a la iglesia.
Dios te continué bendiciendo