viernes, 1 de abril de 2011

La Justificación por la fe y el matrimonio. dos actos en paralelo


Hablar de justicia y del matrimonio tienen sentido cuando ambos se han experimentado satisfactoriamente. Romanos 8:32 dice que "Dios es el que justifica". La justicia de Dios, del griego "dikaiosyne" define lo que es Dios. Es la primera persona de la Deidad cuyo atributo inherente y definitorio es el amor. Por ser un Dios de amor, entonces es fiel a si mismo y a todo lo que él promete. Por ser un Dios de amor, le es imposible justificar el pecado, pero si definitivamente posible para amar al pecador. Por ser un Dios de amor, su reacción hacia el pecado va a ser de ira santa. Por ser un Dios de amor envió a su Hijo Jesucristo para que su justicia le pueda ser concedida al hombre. Esta justicia "justifica" al hombre pecaminoso cuando éste cree en él a través de la fe.

Todo lo que se ha hecho de parte de Dios, ya sea la creación de los cuerpos celestes, el cuidado de un simple pajarillo o la redención del hombre, es hecho gracias al amor. La justicia esta asociada al perdón, Dios perdona al hombre pecador por amor. El hombre es culpable porque ha violado la ley eterna y ha recibido la sentencia de muerte como consecuencia final de ese acto, pero, es el amor de Dios por sus criaturas lo que hace buscar un vía de escape que justifique en medio de esta desgracia a aquel que cree en Jesús su Hijo y viva piadosamente sus enseñanzas. Este acto de justificación  surge de la justicia de Dios que obra porque él es amor.

Sin embargo, aún cuando esta buena voluntad divina ha sido hecha por todos y para todos, es uno quien decide vivir de acuerdo a esa norma de amor y santidad. Asi como la justificación es un acto de Dios por amor, también la santificación es un acto de Dios por amor. Cuando el creyente por medio de la fe se apropia de ese acto de amor, debe entonces exibir los frutos de esa relación. Cambia el carácter, los gustos, las preferencias, la persona con humildad y constricción de espíritu deja a Dios actuar en su vida. Nunca será la persona santificada, si no quiere aceptar el vivir como Dios ordena. Y para este paso ha dejado su Palabra escrita que revela lo que el hombre necesita para vivir en paz con Dios. Nunca Dios justificará a aquel que quiere hacer las cosas según su criterio, cultura o forma de pensar. La obediencia a Dios no ha de ser esquiva o según sea la conveniencia, aqui es, todo o nada. Según Dios, Todo, Según el hombre, nada.

Dentro de este acto de amor, también podemos considerar al matrimonio. Esta no es una invención del hombre para formar la familia, ser usado para la procreación o como unión de conveniencia. Dios por amor creó el santo estado del matrimonio. e inclusive, cuando aún no había pecado y por ende no era necesario el acto de justificación, ya el matrimonio existía. En esta relación, cada contribuyente por amor debe exibir los frutos de esa santa relación. Cada uno busca el bienestar del otro como si fuese el suyo, Un lecho sin mancilla, puro, gratificante caraterizaría su intimidad. ¡Es tan santo el estado del matrimonio que fue el modelo más perfecto escogido por Dios para ilustrar su relación con la iglesia!, el término "conoció" muy usado en la Biblia para ilustrar la relación sexual, es también muy usada para graficar esa intimidad de Dios con su pueblo. 

Cuando este mundo de pecado termine y se recree esta tierra después de los mil años pasados en el cielo, la humanidad glorificada vivirá en familia, pero no como matrimonio. La justificación ya no será necesaria, pues no habrá pecado ni pecador. Pero, sí por siempre existirá el amor, principio divino que permitió la familia y el acto de justificación. Dios en su carácter será vindicado, nadie dudará más que su naturaleza se escribe con AMOR.

No hay comentarios: