viernes, 5 de febrero de 2010

La Tentación


Tomado de Biblia del Diario Vivir
Capítulo 3 de Genesis

3.1 Disfrazado como una astuta serpiente, Satanás vino a tentar a Eva. Alguna vez, Satanás fue un ser angelical que se rebeló contra Dios y fue echado del cielo. Satanás es un ser creado y por lo tanto tiene limitaciones. Aun cuando Satanás está tratando de tentar a todos para alejarlos de Dios, no tendrá la victoria final. En Génesis 3.14, 15 Dios promete que Satanás será aplastado por uno de la simiente de la mujer, el Mesías.
3.1–6 ¿Por qué Satanás nos tienta? La tentación es una invitación de Satanás para entregarnos a su estilo de vida y renunciar al estilo de vida de Dios. Satanás tentó a Eva y logró que pecara. Desde entonces se mantiene ocupado tratando de conseguir que la gente peque. Incluso tentó a Jesús (Mateo 4.11), ¡pero Jesús no pecó!

¿De qué manera podría haber resistido Eva la tentación? Siguiendo los mismos principios que nosotros podemos seguir. Primero, debemos darnos cuenta de que ser tentados no es un pecado. No hemos pecado hasta que nos rendimos ante la tentación. Por lo tanto, para resistir la tentación, debemos: (1) orar pidiendo fuerzas para resistirla, (2) huir (algunas veces literalmente), y (3) decir no cuando nos enfrentemos a algo que nos consta que no es correcto. Santiago 1.12 habla de las bendiciones y recompensas para aquellos que no se rinden ante la tentación.

3.1-6 La serpiente (Satanás) tentó a Eva haciéndola dudar de la bondad de Dios. Él sugirió que Dios era estricto, mísero y egoísta ya que no quería que Eva tuviese como Él conocimiento del bien y del mal. Satanás hizo que Eva se olvidara de todo lo que Dios le había dado y que centrara su atención en la única cosa que no podía tener. También, nosotros nos metemos en problemas cuando insistimos en prestar atención a las pocas cosas que no tenemos en lugar de mirar lo mucho que Dios nos ha dado. La próxima vez que sienta lástima de sí por lo que no tiene, considere todo lo que sí tiene y agradezca a Dios. Luego sus dudas no lo harán caer en pecado.
3.5 Adán y Eva obtuvieron lo que querían: un conocimiento íntimo tanto del bien como del mal. Pero lo obtuvieron a través del camino equivocado y el resultado fue desastroso. A veces tenemos la ilusión que libertad es hacer lo que a uno le place. Dios dice que la verdadera libertad proviene de la obediencia y de saber lo que no debemos hacer. Las restricciones que Él nos dio son para nuestro propio beneficio, ayudándonos a evitar el mal. Tenemos la libertad de caminar de frente a un automóvil que viene hacia nosotros a alta velocidad, pero no es necesario que seamos atropellados para darnos cuenta de que si lo hacemos sería algo realmente tonto. No escuche las tentaciones de Satanás. No es necesario que haga lo malo para obtener mayor experiencia y aprender más acerca de la vida.

3.5 Satanás utilizó un motivo sincero para tentar a Eva: «¡Llegarás a ser como Dios!» No estaba mal que Eva quisiese ser como Dios. Parecerse más a Dios es la meta suprema de la humanidad. Es lo que se supone que debemos hacer. Pero Satanás engañó a Eva en lo que respecta al modo apropiado de lograr este objetivo. Le dijo que ella podría parecerse más a Dios al desafiar su autoridad, tomando su lugar y decidiendo por sí misma lo que era mejor para su vida. En efecto, le dijo que se convirtiese en su propio dios.
Pero llegar a ser como Dios no es lo mismo que tratar de ser Dios. Más bien, es reflejar sus características y reconocer su autoridad sobre su vida. Al igual que Eva, a menudo tenemos una meta muy valiosa pero tratamos de alcanzarla de un modo equivocado. Nos comportamos como un candidato político que le paga al encargado del recuento de votos para ganar las elecciones. Cuando hace esto, servir al pueblo deja de ser su meta principal.

La exaltación del yo conduce a la rebelión contra Dios. Tan pronto como comenzamos a sacar a Dios de nuestros planes, nos estamos colocando nosotros mismos por encima de Él. Esto es exactamente lo que Satanás quiere que hagamos.

Barton, Dr. Bruce B., Editore, Biblia del Diario Vivir, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1996.

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