viernes, 20 de noviembre de 2009

Historiadora asegura que el Santo Sudario de Turín es la auténtica mortaja de Jesús, ¿ES TANTO ASI?




Evoco una cita de una conocida escritora que según los parámetros bíblicos se puede corroborar que es una auténtica profeta. "El cuerpo, juntamente con las especias traídas por Nicodemo, fue envuelto cuidadosamente en un sudario, y el Redentor fue llevado a la tumba. Allí, los tres discípulos enderezaron los miembros heridos y cruzaron las manos magulladas sobre el pecho sin vida" pag. 774, Libro El Deseado de todas las Gentes. Mirando la foto del detalle de las manos, vemos que estas estan cruzadas no sobre el pecho sino sobre el vientre, e incluso un poco mas abajo, lo que en la Biblia se denomina "lomos".

No pretendo jugar al detective, pero, este manto cuestionado tanto como la Creación del Mundo, ha sido analizado con datación radiométrica, estudio forense médico y biológico. Según Avinoam Danin, Botánico de la Universidad Hebrea en Israel afirma que la tela tiene polen e imágenes de plantas que se encuentran sólamente en la región del Mar Muerto en Israel, el científico asegura haber identificado polen de la especie de hierba Gundelia tournefortii y de un tipo de alcaparra en el sudario. Y dice que esta combinación se encuentra solamente en los alrededores de Jerusalén. Algunos creyentes piensan que la corona de espinas estaba hecha de este tipo de especie de hierba. También se ha indagado en los residuos bacterianos, cosa que ha hecho desmentir al carbono 14 en la prueba de 1978  y que fue dado a conocer de manera pública por el Cardenal Ballestrero el 13 de octubre de 1988.


El carbono 14 dató la pieza del siglo XIV d. C. Pero la contaminación del sudario es tan grande, que es difícil aceptar esa datación. Son tantas las pruebas que se le han hecho para probar su autenticidad y demostrar que realmente son las huellas de Cristo quien realmente se esconde detrás de esos lienzos, que una teoría más atraería la mirada positiva de peregrinos resucitando el interés por algo tan simbólico. Cabe destacar que es desde el siglo XIV a. C que la Sábana Santa tiene una trayectoria muy bien documentada, atrayendo la veneración de millones de fieles de todas partes del mundo, como lo demuestra la exposición pública realizada en 1978 y que reunió a más de 3.000.000 de personas en la Catedral de Turín en cuarenta y dos días.

Veo en el detalle de la sepultura recreado a través de la inspiración divina de Elen White lo legítimo y creo firmemente que es suficiente para corroborar la farsa. Un dato más, una imagen de la cual se tomó para probar la autenticidad del sudario, fue del manuscrito húngaro proveniente de 1192-1195 d. C, es muy interesante su dibujo, las posiciones de las manos casi idénticas al del famoso Manto en cuestión. O sea se tomó de algo bien antiguo para afirmar la teoría de que este manto es aún mas viejo. Ni hablar por la "imagen de Edeso", manto con la imagen del rostro de Cristo que supuestamente existió por el siglo IV a. C. Por lo que no me queda duda que la Iglesia Católica, vanguardia  de los ritualismos, santos, santoral, reliquias, simbolismos, cultos y rezos haya utilizado otra artimaña más para engañar y  lucrar, aspecto que a través de la historia no es dificil descubrir.


Ahora el árticulo en la página http://www.emol.com/noticias/internacional/detalle/detallenoticias.asp?idnoticia=385860 este 20 de noviembre de 2008
 La historiadora del Vaticano Barbara Frale sostuvo hoy que un texto invisible en el Santo Sudario de Turín demuestra la autenticidad de esa tela venerada como la mortaja de Jesús. La afirmación, que Frale incluye en un nuevo libro, suscitó escepticismo entre algunos científicos, que consideran la impresión de una figura humana en la tela como una falsificación medieval.

La investigadora en los archivos del Vaticano, dijo hoy que usó computadores para ampliar imágenes de palabras minúsculas en griego, latín y arameo dispersas sobre el lienzo. Frale afirmó que las palabras incluían el nombre "Jesús Nazareno" en griego, lo que demuestra que el texto no pudo tener origen medieval debido a que ningún cristiano en ese tiempo, incluso un falsificador, habría calificado a Jesús de Nazareno sin aludir a su divinidad.

El sudario tiene la figura de un hombre crucificado, con sangre que sale de manos y pies clavados, y los creyentes dicen que es la imagen de Cristo que quedó impresa en las fibras de la tela en el momento de su resurrección. El frágil paño, propiedad del Vaticano, está guardado en una cámara protectora en la catedral de Turín y rara vez es expuesto. Los escépticos dicen que pruebas de datación con radiocarbono efectuadas en 1988 determinaron que data de los siglos XIII ó XIV.

Aunque desde hace décadas se han divisado letras tenues alrededor de la cara, los investigadores serios las desestimaron debido a los resultados de la prueba, dijo Frale. Pero cuando recortó las palabras de fotos el sudario y las mostró a expertos, coincidieron en que el estilo de escritura era típico del Medio Oriente en el primer siglo, la época de Jesús.
La investigadora cree que el texto fue escrito en un documento por un amanuense y pegado al paño por sobre la cara para que el cuerpo pudiera ser identificado por sus parientes a fin de recibir el entierro adecuado. Los metales en la tinta usada en aquel entonces pueden haber permitido que la escritura se transfiriese al paño, sostuvo Frale.

La historiadora dijo que el texto también confirma parcialmente la versión de los últimos momentos de Jesús según narran los Evangelios. Un pasaje en griego que puede leerse como "removido en la hora nona" podría referirse a la hora de la muerte de Cristo reportada en los textos sagrados, afirmó. En una imagen ampliada estudiada por Frale, por lo menos se pueden ver siete palabras, fragmentadas y dispersas en y alrededor del rostro de Jesús atravesando el paño de forma vertical y horizontal. Una breve secuencia de letras en arameo no ha sido traducida. Otro fragmento latino "iber-" podría referirse al emperador Tiberio, quien reinaba en la época de la crucifixión de Jesús, dijo Frale.

"Traté de ser objetiva y dejar de lado el aspecto religioso", afirmó la investigadora. "Lo que estudié fue un documento antiguo que certifica la ejecución de un hombre, en un momento específico en el tiempo y el espacio", agregó.

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