lunes, 26 de mayo de 2008

¡Elena White es tan inspirada como la Biblia! porque la Inspiración Divina no tiene grados


En 2ª Timoteo 3:16 se lee “toda Escritura es inspirada por Dios…”. El término griego “inspirada” (aparece sola esta vez en el Nuevo Testamento) es el adjetivo nominativo ´theopneustos´ palabra híbrida, Theos, Dios y pneo, respirar. Dios “alentó”, “sopló”, ¿qué alentó, sopló e inspiró Dios?, ¿las palabras?, ¿el pensamiento?, ¿el mensaje? preguntado de otro modo ¿Dictó Dios las palabras que debían usar los profetas al escribir o inspiró el pensamiento dejando a los escritores usar su propio vocabulario?

Este es un punto muy importante, porque si se acepta que Dios dictó las palabras, entonces, ¿qué participación tendría los diversos dones, estilos, talentos literarios, experiencia personal de los profetas en la redacción? ¿Podría mantenerse sin cambiar la expresión idiomática de los textos al ser traducido del hebreo, arameo y griego a las múltiples lenguas y dialectos de la tierra? ¿Cómo justificar los errores y discrepancias de algunos textos? ¿Cómo explicar las diferencias notables al informar un mismo evento como se ve en el caso de los evangelios? ¿No debería ser iguales todos los relatos?

Dios no esta representado como escritor en las Escrituras, él no puede estar a prueba de la retórica humana, es el hombre el escribiente, Dios inspira al profeta, o sea su pensamiento. El deja al hombre seleccionar las palabras y expresar a través de ellas el mensaje dado. Elena White así lo entendía al decir “la Biblia esta escrita por hombres inspirados, pero no es la forma ni el pensamiento de la expresión de Dios” , “no son las palabras de la Biblia las inspiradas, sino los hombres son los que fueron inspirados” “la inspiración no obra en las palabras del hombre ni en sus expresiones, sino en el hombre mismo, que esta imbuido con pensamientos bajo la influencia del Espíritu Santo” (Mensajes Selectos T. 1p, 24).

Dios cuando habla con el hombre lo hace en un idioma imperfecto, “la Biblia perfecta como es en su sencillez no responde a las grandes ideas de Dios, pues las ideas infinitas no pueden ser colocadas en los pensamientos finitos del hombre” (M.S T.1, p.26). Como los profetas no son perfectos, es natural que cometan errores, y éstos no solo se pueden percibir en su vida, sino también en la redacción de las Escrituras. Puede ser falla en la memoria, error gramatical, un ejemplo lo podemos ver en Mateo 27:9-10, donde Mateo se refiere a Jeremías en vez de Zacarías (11:12) (aunque algunos lo plantean como error de un copista). Elena White también comete este “lapsus” al atribuir a Pedro las palabras de Pablo en 2º Corintios 5:14 “El amor de Cristo nos constriñe, declaró el apóstol Pedro. Esto fue lo que motivó al celoso discípulo en sus arduas labores en la causa del evangelio (Review and Herald, 30 de octubre, 1913).

Estos detalles indican la imperfección humana e incluso al ser depositaria de la revelación divina. El Espíritu Santo no corrige estas faltas humanas, porque no manchan la perfección del mensaje, sí lo hace, cuando ha estimado pertinente dentro de su omnisapiencia, el ejemplo de 2ª Samuel 7 clarifica esto cuando le dice a Natán que cambie su consejo al rey David.

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