viernes, 23 de diciembre de 2011

TODO ARBOL QUE NO DA BUEN FRUTO ES CORTADO Y ECHADO EN EL FUEGO

Para quienes respondieron a la pregunta de la encuesta, quiero decirles, según confirma la Biblia que esta expresión la dijeron, primero, Juan el Bautista (Mateo 3:10), y segundo, Jesús (Mateo 7:19). Pero, que pudo haber sugerido Juan y Jesús con estas declaraciones? El contexto de Juan es en el bautismo, cuando los fariseos y los saduceos venían a presenciar su bautismo, Juan los encaraba y abiertamente exponía sus intenciones. Lo que buscaban estos importantes hombres, no era el arrepentimiento de sus pecados, sino la ocasión para desbaratar los planes de Juan. Sus frutos carentes de justicia y misericordia recibirían la retribución justa de Dios. La figura del hacha puesta a la raíz del árbol se alza como un símbolo de juicio y castigo ante los árboles que representaría a las personas. Isaías ya anteriormente había utilizado el ejemplo de la viña que producía uvas silvestres trayendo el rechazo de Dios. También Jesús hizo mención a la higuera estéril, cuyas apariencias por las hojas verdes indicaba la abundancia de frutos, pero realmente no había nada. Al hacha como elemento de juicio también se añade el fuego, que en el pensamiento hebraico figura como juicio final. Jesús en el Sermón del Monte, aunque no mencionó a los fariseos y saduceos, sí habló en la antesala de este texto de los falsos profetas que venían con vestidos de ovejas, pero que por dentro eran lobos rapaces. Así como venían estos dirigentes a espiar a Juan, también vendrían para devorar a los hijos de Dios. Interesantemente Jesús utilizó a las dos figuras de comparación, el viñedo y la higuera por el gran contenido escatológico para Israel. Juan hablaba de los frutos dignos de arrepentimientos, Jesús, de conocer a las personas por sus frutos. ¡Qué combinación perfecta para reconocer al verdadero profeta y para el dirigente que se levanta! La vida esta llena de personas así, los que entran al rebaño como ovejas, pero en su corazón nunca esta el hacer el bien, debiendo instruir en la verdad, inducen al engaño. Muestran un lado aparentemente correcto, pero sus obras lo detractan. Instruyen en lo que la gente quiere escuchar y no en lo que necesita escuchar. Les encanta deleitarse a si mismos. Por tanto, tiene que haber una distinción de los Hijos de Dios, y la mejor manera es reconocer su carácter. Hablar de frutos, es hablar del carácter más que de sus talentos, influencias, reconocimientos, estudios, influencia, etc. ¿Qué carácter tengo yo? ¿Quién o qué lo ha moldeado? ¿De qué esta moldeado? ¿Cuáles son los frutos que exhibo? Dios nos ayude en nuestro carácter.

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