Por Dr. Ángel Manuel Rodriguez Director del Instituto Bíblico de Investigaciones de la IASD
Aunque hay ciertos desacuerdos entre los que estudian el tema de la identificación de los preceptos del Decálogo, basados en el texto, "los diez mandamientos" (Deut. 4:13), existe un consenso generalizado acerca del número. Algunas traducciones como la Reina Valera citada, difieren del texto hebreo que traduce "palabras", lo que quiere decir diez dichos legales divinos.
Con relación a su referencia a la interpretación judía, posiblemente encontrará un sólo modo diferente que utilizan ciertos eruditos judíos para agrupar los Diez Mandamientos. De acuerdo con Filón de Alejandría y Josefo, el primer mandamiento figura en Éxodo 20:2, 3, el cual establece que Jehová es uno ("Yo soy Jehová"), el único que debe ser adorado ("No tendrás..."). El segundo, sería la prohibición de adorar imágenes, y así sucesivamente. Esta división fue aceptada por los padres de la iglesia y, básicamente, es la que prevalece en la actualidad. Sin embargo, la tendencia entre los eruditos de hoy es considerar el versículo 2 como una introducción al Decálogo, el cual al mismo tiempo incluye un estímulo a la obediencia. Sería como una especie de prólogo histórico, un estilo que era común en los pactos realizados en los días de Moisés.
Una división judía más común del Decálogo es probablemente la que establece que el versículo 2 debe ser el primer mandamiento. Éste debería ser un mandamiento para que creamos que existe un único Dios, Jehová. El segundo está registrado en los vers. 3-6, el cual establece que a Jehová le corresponde la adoración exclusiva. El resto de los mandamientos sigue el orden convencional. La organización del primero y del segundo precepto tiene en mente el hecho de que el vers. 2 parece tener la misión de ser un mandamiento introductorio. De hecho, hasta uno se sorprende de que sea considerado como precepto por causa de la falta del poder o tono imperativo, en el orden de los mandamientos.
El significado teológico del breve prólogo histórico, registrado en el vers. 2, tiende a separarlo del primer mandamiento. Establece la fuente de este precepto y la relación histórica y teológica que existe entre este Ser y los israelitas. Esta ley proviene de "Jehová tu [único] Dios", quien te sacó "de la tierra de Egipto". Es una clara implicación de que esta exigencia de la ley es resultado de un acto redentor de la gracia de Dios en favor de su pueblo esclavizado. La gracia precede a la ley. Además, el prólogo sugiere que la obediencia del pueblo a la ley divina es una respuesta de gratitud que nace del corazón agradecido al Señor por el milagro realizado en favor de ellos. Indudablemente, el vers. 2 es una importante introducción al Decálogo.
Existe una tercera fórmula para agrupar los Diez Mandamientos. Es la utilizada por los católicos y luteranos. Según dicha interpretación, el primer mandamiento, registrado en los vers. 2-6, incluye el concepto de la unidad de Dios y el culto exclusivo que debemos rendirle. El segundo mandamiento guarda relación con el tema de no tomar el nombre de Jehová en vano, y el tercero tiene que ver con el reposo. Para poder completar el número de diez, dicho planteamiento divide el último en dos: "no codiciarás la casa de tu prójimo", y "no codiciarás la mujer de tu prójimo...." Da la impresión de que, siendo el mandamiento fundamentalmente una ley contra la codicia, la división en dos no tiene base.
Uno debería estar listo a reconocer que aunque haya ciertas dificultades para identificar a cada uno de los Diez Mandamientos, no es un asunto tan complejo. La mayor dificultad se encuentra en los vers. 2-6. Si estamos dispuestos a aceptar que el vers. 2 es una introducción al Decálogo, deberíamos comenzar a numerarlos a partir del vers. 3. El siguiente problema está en la relación que hay entre el vers. 3 y los vers. 4-6. )Ambas secciones están considerando el tema de la adoración al verdadero Dios? En ese caso, tendríamos un solo mandamiento. Y, si nos valemos de cierto planteamiento que parece ser verdadero, un estudio más minucioso nos permitirá descubrir una diferencia significativa.
El primer precepto rechaza la adoración a dioses ajenos, y el segundo prohíbe hacer cualquier imagen, ya sea de Dios o cualquier otro dios. El fuerte rechazo a cualquier otro dios excepto Jehová era característico en los días de Israel. Singular era también el rechazo a la imagen de Dios. Estos dos mandamientos contribuyeron en forma directa a la peculiaridad que caracterizó al pueblo de Israel.Como conclusión diremos que no importa tanto cómo enumeremos los Diez Mandamientos, siempre que no modifiquemos o alteremos su sacrosanto contenido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario