En visita al continente
africano el presidente Obama hace una interesante declaración “Nadie debe ser
presidente de por vida” y añade “no entiendo por qué alguien quiere quedarse
tanto tiempo, especialmente cuando ha ganado tanto dinero”. Estas palabras
mencionadas en Etiopía, sin duda le llegan muy de cerca a nueve países
africanos cuyos mandatarios han rebasado los 25 años en el puesto. En otras
latitudes se manifiestan tendencias similares, en algunos casos han pasado los
50 años como Cuba.
En Estados Unidos la
constitución no permite más de un segundo período, como también pasa en Chile.
La naturaleza de tal constitución se levanta contra la dictadura del poder.
En los tiempos bíblicos
en la era de la monarquía los reyes gobernaban mientras vivían, en la época del
Nuevo Testamento no hay líderes monárquicos, pero en la figura del sumo
sacerdote puede verse una mezcla de lo religioso con lo político, y éste podía
ser designado y depuesto, como sucedió con Caifás, a quien el procurador
Valerio Grato designó en el año 18 d.C y depuesto por el cónsul Lucio Vitelio
en el año 36 d.C. o sea tuvo 18 años de poder.
Tanto ayer como hoy los
puestos de mando han sido sumamente deseados por la mayoría de los mortales,
pues es un engendro de poder. No importa si estas responsabilidades han sido
deseadas o no, siempre dan poder. Alguien dijo alguna vez “para conocer a un
hombre denle poder”. Tal vez una de las más memorables frases la pronunció el presidente Abraham Lincoln “Casi
todos podemos soportar la adversidad, pero si queréis probar el carácter de un
hombre, dadle poder”. El poder es entonces sinónimo de dominio, tesón, fuerza,
capacidad como también “responsabilidad”.
La
palabra “dunástes” se empleaba en el Nuevo Testamento para designar a un
gobernante, oficial, poderoso y soberano. Otra palabra muy cercana “dúnamis”
literalmente se definía como “fuerza”, “milagro” “poder milagroso”,
“capacidad”, “dar”, etc. Generalmente los evangelios sinópticos utilizan
“dunamis” para describir los milagros de Jesús. Veamos algunos ejemplos.
Mateo 11.20 “Entonces comenzó a reconvenir a las ciudades en las cuales
había hecho muchos de sus milagros…”
Mateo 13.58 “Y no hizo
allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos…”
Marcos 6.2 “… y estos
milagros que por sus manos son hechos?”
Marcos 5.30 “Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido
de él…”
Cuando
Jesús escogió a sus discípulos también le dio dones y poder “Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y
autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades” Lucas 9.1. Ahora, este poder dado a los discípulos no
fue un puesto de responsabilidad, no fue la jerarquización sobre algún
territorio, fue una investidura celestial, el poder del Espíritu Santo que descendería
sobre ellos y harían milagros. Además, también les dio autoridad para dirigir y
administrar la iglesia “Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo
que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la
tierra será desatado en el cielo” Mateo 16.18.
En el primer concilio de la iglesia sucedido
en Jerusalén en el año 49 d.C quién realmente definió el conflicto fue Judas,
hermano de Jesús, nunca fue de los doce, ni siquiera es llamado apóstol. El fue
un gran líder porque su función fue servir a la iglesia, no fue obnubilado por
ser el hermano de Jesús ni por haber definido un gran problema. La mayoría de
los principales dirigentes de la iglesia primitiva llevaron el evangelio a
diferentes y lejanos lugares, sufrieron y dieron su vida por el evangelio, y
ese legado posiblemente sea el que más se destaque. Sus escritos cuentan el
testimonio de ser un soldado de Jesús, quien para ellos siempre fue ganancia el
padecer por el evangelio.
Volviendo a una frase del valentonado discurso
de Obama, que seguramente incomodó a varios dignatarios africanos; “el progreso
del continente dependerá de su respeto a los derechos humanos y del fomento de
una verdadera democracia, con libertad de elección, asociación y opinión”. Tal
vez interpretando sus palabras puede deducirse que “un poder de tantos años no
ayudaría en el desarrollo y prosperidad de un país”. Un poder ilimitado y
además decantado en pocas manos generalmente conduce al tiranismo y
mediocridad.
Tomando esta permanencia de poder del mundo político-social
podemos preguntar ¿tiene también incidencia en el aspecto religioso? ¿Qué pasa
con nuestra iglesia? Del mundo religioso es la iglesia católica quien tiene más
poder, aunque también es un estado. En la sucesión apostólica cada papa sucede
al otro después de su muerte. Salvo en pocas ocasiones un papa ha renunciado,
tal como sucedió con Benedicto XVI quien renunció de manera libre y espontánea
tras un “breve” pontificado de 8 años. Es interesante que el derecho canónico
no especifica las condiciones físicas o mentales en la que un papa debiera
renunciar. El ejemplo del papa Juan Pablo II es notorio en este punto, en sus
últimos años la enfermedad de Parkinson lo limitó en su indefensión y para
hablar, pero solo después de su muerte fue que se eligió al sucesor. Ante tanta
dificultad ¿por qué no hubo un recambio? De manera tal esta constituido el
derecho canónico que en este sitio no se obtiene luz clara y definida.
Reemplazar un liderazgo papal después de un apropiado y justo tiempo pudiera
afectar los intereses de una curia acostumbrada al poder y enfrentaría retos
progresistas de mudanza, que casi siempre nunca son bienvenidos para un “jefe
de turno”.
Después de celebrarse la 60 Session de
nuestra iglesia adventista es sugestivo que algunos nombramientos se homologan
a la antes mencionada iglesia. En la gran mayoría de los casos las personas que
sucedieron a otras fue por causa de jubilación. Aun así llama la atención de
personas con liderazgo muy largo y que nuevamente son reelegidas para otros
períodos. Caso particular el del pastor Israel Leito quien con 70 años de edad
vuelve a ser confirmado para liderar la iglesia en Interamerica por 5 años más,
habiendo ya estado en el ejercicio 21 años antes. En otro contexto,
posiblemente con esa edad ya hubiera estado jubilado algún tiempo atrás. En
este caso un cambio ¿no hubiera sido prudente? Tal vez para muchos, no hay ningún
problema en que el liderazgo deba ser continuado porque no afecta la misión de
la iglesia. Sin embargo, aunque lo anterior pueda tener cierta lógica, un
sistema de recambio eventualmente dado para cualquier nivel eclesiástico puede ser saludable en cualquier sentido del quehacer.
Los países que más crecen y se desarrollan
son aquellos que tienen gobiernos más democráticos con una constitución donde
la posibilidad de “permanencia eterna” es cero, salvo una única reelección. Muchos
países liderados por gobiernos sin alternancia de mando son naciones pobres con
pocas probabilidades de desarrollo y con muy alto grado de corrupción. El vicio
del poder puede llegar a ser fatal, y de esto no se excluye nada de lo que pisa
la tierra.
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