El artículo parte señalando la cita
bíblica de 1º Reyes 6:1 donde se señala que Salomón comenzó a construir el
Templo en el año 480 de la salida de Israel de Egipto. Si este número es un
dato redondo, entonces la conquista de Canaán comenzaría por el 1405 a. C. En
Jueces 11:26 también se menciona la suma de los años gobernados de los jueces
que también lo redondea en 300 años. Con las excavaciones en el sitio de Jericó
de 1930 a 1936 por John Garstang podría confirmarse la primera fecha como posible.
En Hechos
13:17-19 encontramos que Pablo habla que por 450 años Dios le dio jueces hasta
Samuel el profeta. la propuesta del texto de Nestle arguye que el intervalo de
tiempo (450 años) implica desde el Éxodo, la conquista bajo Josué hasta la
captura de Jerusalén por el 995 a.C. es importante destacar que a pesar de que
esta fecha es muy coherente, la data de 1445 es aproximada. Las opiniones de
los expertos se inclinan como fecha para el Éxodo el año 1290 e incluso una
fecha aún mas posterior por algunos pocos es el 1225 a.C.
J. Finegan enumera 5 argumentos en apoyo
a la fecha de 1290
a) Las discrepancias
entre las Cartas de Amarnas y el registro hebreo que aparece en Josué, jueces y
Samuel.
b) La ausencia
aparente de una civilización agrícola en Edom, Moab y Amón durante el siglo
XIV.
c) La
imposibilidad de conciliar una estancia de 430 años con la fecha de los Hicsos
en la época de José como visir.
d) La falta de
evidencia de que Tutmosis III hizo cualquier construcción en la región del
Delta.
e) La mención
de la ciudad de Ramesés en Éxodo 1:11
En
el primer caso, Finegan sostiene que los habiru mencionados en las Cartas de
Amarna, que están tratando de conquistar a Jerusalén no pueden ser los hebreos
ya que esta ciudad fue tomada en los tiempos de David. Archer delata la falacia
a este argumento sosteniendo que los ejércitos de Josué amenazaron a Jerusalén
y junto a sus aliados fueron condenados a muerte (Josué 10) pero la ciudad no
fue tomada ni destruida, sino hasta después de la muerte de Josué. Pero ni aún
así pudieron echar a los jebuseos (Jueces 1:21).
En
el segundo ejemplo citado por Finegan estan los trabajos de Glueck que
demostraban que no había evidencia de civilización urbana o fortificaciones
entre los años 1900 y 1300 a.C. A este argumento, Archer menciona que las
investigaciones de Glueck fueron exploraciones de la superficie y no de fondo.
Por el hecho de que otras excavaciones posteriores (Lankester, Kranken, Horn,
etc.) han sacado a la luz numerosos artefactos que demuestran la existencia
urbana en esos sitios alrededor del 1600 a. C, y que están en relación con las
características del Bronce Medio.
El
tercer ejemplo defendido por Finegan lo contraataca Archer al decir que los
Hicsos irrumpieron en el siglo XVIII, por el 1730 a. C, y después en Exodo 1 se
registra que el nuevo Faraón no conocía a José, por tanto no afecta para nada
la fecha de 1445 ya que José encaja mejor en la época Hicsa.
La
cuarta observación de Finegan a favor del Éxodo en el 1290 a. C tampoco plantearía ningún problema
ya que hay indicios de construcciones de Tutmosis III en el Delta y son dos
obeliscos de granito rojo en frente al templo de Ra en Heliópolis, situada en
la base del Delta. Pero por ser un faraón que llevó muchas campañas militares
debía tener una base desde donde pudiera orientar mejor sus actividades bélicas
y esta base estaba en Memphis un poco más al sur de Heliópolis.
Y
la última observación que plantea la ciudad de Ramesés, ya que estamos frente a
un elemento toponímico donde el nombre más antiguo pudo haber caído en desuso y
en la época de los copistas prevalece el más contemporáneo. Ahora, si tomamos
el nacimiento de Mosiés que sucede después de la construcción de la ciudad, notamos
que no encajaría su vida de 80 años, 40 en el palacio y 40 en el desierto entre
los de Ramsés en el trono y antes del Exodo.
Todos estos
argumentos sostenidos de que el año 1290 pudo haber sido el del Exodo define
que no pudo haber el correcto pues no es reconciliable con el relato bíblico ni
histórico. Solo Tutmosis III es el que cumple con las especificaciones para ser
el faraón de la época de Moisés. También esta su hijo Amenhotep II que
encajaría como el Faraón del Exodo. A esta familia se adiciona Tutmosis IV,
hijo de Amenhotep II quien reinó, sin ser el mayor, ya que por extrañas
cirscuntancias asumió el trono, esto podría indicar que el hijo mayor fue
muerto por la plaga del primogénito (Exodo 12:29).
Otro aspecto
que pudiera ser más concluyente que lo mencionado arriba es la situación de
Goshén durante el reinado de Tutmosis III ya que por indicaciones especialmente
de las plagas de moscas, granizo y tinieblas demuestran que en esa zona
habitaba exclusivamente los hebreos.
Al considerar la
destrucción de Jericó por el 1400 a.C, se plantea el problema de uno de los más
directas objeciones para la fecha y el evento y es por la mención del hierro
(Josué 6:24). Si la ciudad de Jericó cayó en la época de Bronce y la de hierro
comenzó en el siglo XIII podría deducirse que la fecha del 1400 a. C para la
destrucción de la ciudad no es viable. Sin embargo, por que se mencioné esos
artículos hierro no confirmaría que necesariamente fue destruida por el siglo
XIII ya que el hierro era bien conocido desde la época de los sumerios desde el
siglo XX a.C ae agrega que la misma palabra pudo haber tenido un origen
sumerio.
Posiblemente la
dificultad más grave para aceptar la fecha del Éxodo en el 1445 a. C es la
destrucción de las ciudades bajo Josué como Laquis, Debir, ya que por ejemplo
en Laquis el Bronce tardío pudo haberse estabilizado en el reinado de Merneptah
(1234-1225 a.C) y esto juega más con una fecha del Éxodo de 1290 y las
conquistas en el 1250 que el Éxodo en 1445 a.C. y las conquistas en el 1400.
EVALUACION
CRITICA
El articulo es un excelente trabajo
que el autor hace en defensa del Exodo en el 1445 a.C. No obstante, hay otros aspectos
muy importantes que se pueden adicionar. Implantando primeramente la excelente
cita de 1 Reyes 6:1 con la cual se
comienza el articulo y que bastaría para ubicar mejor el Éxodo en el siglo XV
que el XIII, y creo que no se podría partir mejor. Sin embargo, considerando
que el aspecto bíblico no es arbitrario y suficiente para la opinión erudita,
tristemente y paradójicamente aún en círculos religiosos y cristianos, se
añadirían otros aspectos con los cuales podríamos llegar a la conclusión de que
el año 1445 a. C sería el mejor tiempo para ubicar el Éxodo bíblico, que hasta
el presente es la postura generalizada de nuestra Iglesia Adventista.
Deseo partir por el aporte que hace el CBA 1 en relación al
estudio del nombre Moisés, dejando en claro ya que por su acento propio encaja
mejor en la dinastía XVIII “los Thomesidas“ que la del siglo XIX “los Ramesidas“.
El término hebreo Mosheh (Moisés) es comparable al egipcio “mes“ o “mesu“ que
significa “niño“, también “el nacido de“. En la dinastía Thomesidas, como en
otras dinastías, el nombre a los miembros de la familia real era designado de
acuerdo al del linaje de las deidades, por ejemplo, Ahmose, que es el primer
rey de esta dinastía significa “el nacido de Ah“ (dios-lunar).
El nombre que le dio la princesa egipcia “Moisés“ podría insinuar
en abreviatura a su padre Tutmosis I. Mosheh significa literalmente “uno
sacado“, aquí es participio, pero que tiene las mismas consonantes del verbo
mashah “sacar“. Por tanto el nombre egipcio “mose“ y el verbo hebreo “mashah“
sacar son muy parecido en sonido y significado, puede darse a entender que los
hebreos pudieron haber transliterado “mose“ como “mosheh“. Esto se aplica a lo
mencionado con alegría por la princesa
“porque de las aguas lo saqué“.
Discurriendo que el niño es sacado del rio Nilo, y en el
panteón egipcio el Nilo se diviniza como “Hapi“
pero que su corriente era conocida como “Itru“ y después como “Iru“, y
que los escritores bíblicos transliteraban como “Yeor“ cuando mencionan al Nilo
y a sus afluentes. Teniendo estos antecedentes puede ser una probabilidad de
que Moisés pudo haber sido en un principio “Irumose“ que significaría “el
nacido o sacado del Nilo“. En la LXX se traduce como “Mouses“, y “Mo“ según
comenta Josefo era un nombre egipcio del Nilo y “uses“ una designación egipcia
de cualquiera que fue salvado o sacado del rio. Aún cuando haya autores como
Finkelstein que ven esta historia como mito y que fue un calco de lo atribuido
al rey Sargón I de Asiria, la historia
de Moisés sacado del Nilo y su relación con Egipto solo fue posible por la
providencia divina que rige la historia del hombre.
Un elemento muy importante es la figura de Hatshepsut, hija
de Tutmosis I, su nombre significa “la primera entre los nobles“. Obviamente es
una referencia a su linaje real. Esta princesa fue casado con su medio hermano
e hijo bastardo de Tutmosis I, que se llamaría después Tutmosis II al cual
daría la legitimidad al trono. Pero Hatshepsut tuvo el poder durante los cortos
años de reinado de su marido. Y posteriormente en una corregencia con Tutmosis
III (1486-1450) por más de 20 años. Su reinado terminó en el 1482 a. C. No se
sabe nada sobre su muerte, si fue natural o violenta, pero si hay evidencias de
que sus monumentos y memoriales fueron borrados por Tutmosis III. Su carácter
fuerte y sus grandes construcciones la llevaron a destacarse, como la
“reina-faraón“, es fácil identificarla en estatuillas con todos los atuendos
del faraón, y además el portar barba.
La fecha cuando Moisés partió de Egipto es alrededor del
1485 a. C, durante esa época, es cuando Hatshepsut muere y Tutmosis es el que
reina con plenos poderes en Egipto, y lo hizo por unos 36 años. La opresión de
los israelitas se podría conocer además del relato bíblico por la tumba de
Rekh-mire, visir de dicho Faraón, donde se aprecia en un fresco un grupo de
esclavos, aparentemente semitas con barbas y oscuros nubios pisando el barro
con fuerza para crear el adobe, después volcaban este material en moldes para
luego secarlos al sol, todo esto bajo la vigilancia estricta de los capataces.
Si Hatshepsut fue la princesa que posiblemente crió a Moisés y Tutmosis III era
el hijo bastardo de Tumosis II, a quien el reino se le habría de entregar a la
muerte de su padre, pero que la reina controló durante un buen tiempo. Entonces Tutmosis III y Moisés eran bastantes
contemporáneos.
Se demuestra entonces, que a la desaparición del “apoyo“
(Hatshepsut) de Moisés, este quedaba a merced de Tutmosis III ya instalado en
el trono y apoyado por el clero de Amón.
Moisés tuvo que salir de Egipto, motivado por una persecución en su
contra. La muerte de un egipcio no habría sido suficiente para emitir una orden
de arresto sobre Moisés, si éste no estuviera involucrado en algo más grande en
favor de su pueblo. También se agrega la odiosidad de parte del faraón hacia su
persona ya que éste era un adoptado y protegido de la reina Hatshepsut. Y como
último, Moisés era de linaje semita, la misma etnia cultural y lingüista de los
hicsos que invadieron a Egipto durante mas de 140 años atrás y que empezando
con Sekenenre, príncipe de Tebas y
después con Kamoses y su hermano Amosis lograron finalmente reducir y expulsar.
En cierto aspecto también esto podría justificar el odio hacia los israelitas,
no solo de Tumosis III, sino aun más de su hijo Amenhotep II como lo demuestra Éxodo
2:23 y 5:9.
Considerando que en Éxodo 1:11 se menciona que después de
José se construyeron las ciudades de Ramesés y Pitón. ¿Cómo explicar que en
Génesis 47:11 también aparece? Esta ciudad de Ramesés fue el nombre que Ramsés
II le dio a su ciudad 200 años después de Moisés. Entre José y Moisés hay más
de 150 años, sin embargo Moisés al escribir el Pentateuco las enumera, pero
cuando él escribe, todavía no existía Ramsés II. Obviamente aquí esta el factor
toponímico que es cuando el nombre cae en desuso y es reemplazado por los
escritores contemporáneos con otro nombre más vigente, como es el caso de
Ramesés.
Volviendo a las cartas de Amarna, podemos argüir que este
fue uno de los más notables descubrimientos arqueológicos que describe las
condiciones políticas de Siria, Palestina y Egipto. La mención de los Habirú
como invasores tratando de apoderarse de las ciudades, especialmente la de
Jerusalén, y el rey de esta pidiendo ayuda a Egipto es un valioso hecho, ya que
se cuadra perfectamente al emprendimiento de la toma de Canaán por los
ejércitos de Josué alrededor del 1400 d.C. Hay que destacar que en esa época
Egipto, especialmente gobernada por los faraones Amenhotep III (1412-1375) y
Amenhotep IV (1375-1366) mas conocido como Akhenatón fueron bastantes débiles
en cuanto a políticas de gobierno. El primero, estuvo enfocado en enriquecer su
reino gracias a las conquistas de sus predecesores y el segundo, estableció una
nueva religión oficial encauzado en el disco solar Atón, en detrimento del
culto a Amón y fundó una nueva capital política religiosa Ajetatón. Fue una
religión monoteísta abstracta y conceptual sobre el único dios Atón. E incluso
llegó de deshacerse de los servicios sacerdotales, siendo el mismo rey el
sacerdote que oficiaba entre Atón y el pueblo. Y esto es algo muy interesante,
ya que siendo Egipto conocido por el gran politeísmo ahora se hace un cambio
muy drástico hacia el monoteísmo, obviamente Atón seguía siendo una deidad
pagana, pero sin duda, constituía un gran paso de avance en el ejercicio de la
fe. Pueden surgir varias preguntas ¿Estaría la influencia de Moisés? ¿Habría copiado del monoteísmo de Israel?
¿Habría escuchado hablar del Santuario y sus servicios? Es muy raro lo que
sucede con Akhenatón y no hay una explicación científica ni arqueológica. Pero
si podría haber una influencia de la salvación que Dios quería enseñar no solo
a Israel, sino a todas las naciones a través del santuario.
Estas preguntas que podrían ser desnudas deducciones, unida
a esta fluidez de cartas entre las naciones circunvecinas y distantes, de cierta manera pudieran responder a esta
transformación tan inusual de parte de un faraón que no dudó en enfrentar a un
poderoso clero y hacer una religión abierta, desprovista de imágenes
humanizadas de deidades, hacerla más al alcance del pueblo y de la familia.
En el plano político Akhenatón cedió terreno frente a los
hititas aunque mantuvo una paz soberana con sus aliados y sometidos.
Posiblemente estos aspectos sean claves en el silencio de las Escrituras al
narrar las conquistas de Josué.
No es fácil definir el año 1445 a.C como la posible fecha
del Éxodo, pero hasta ahora, es la que mejor se ajusta con los acontecimientos socio
político y religioso del mundo y personajes importantes de la dinastía XVIII.
Refutar a los que no aceptan esta fecha es lo que Archer a tratado de hacer en
su artículo y también de manera muy escueta de mi parte en la evaluación
crítica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario